Una de las sensaciones más desagradables en días con temperaturas altas, es ese momento en el que regresas a tu coche tras dejarlo aparcado al sol, abres las puertas y un calor casi inhumano te golpea de lleno. Es impracticable introducirse en el vehículo hasta que baje un poco la temperatura y es lógico, porque puede alcanzar hasta 70 grados.
Cuando aparcas tu coche al sol, lo dejas cerrado y sin ventilación, las temperaturas aumentan exponencialmente y en poco tiempo. En solo 45 minutos la temperatura interior sube 20 grados. A las dos horas y media, la temperatura es un 88 por ciento mayor que la que hace en el exterior. Por tanto, si en el exterior hay 39 grados, el vehículo puede tener zonas interiores a 70 grados. La parte más calurosa será la del reposacabezas mientras que los asientos tendrán unos 10 grados menos, en torno a los 55.
En solo media hora se duplica la temperatura del vehículo. Para poder ralentizar este proceso, una opción es dejar bajada una ventanilla en caso de que sea posible. Esto hará que al cabo de dos horas, la temperatura sea diez grados menor de lo que marcaría el termómetro en caso de no haber ningún tipo de ventilación. En cualquier caso, la temperatura seguiría siendo extrema por encima de los 50 grados.
Consejos para reducir la temperatura de tu coche
Utiliza parasoles para reducir la temperatura interior y también para evitar que volante y salpicadero quemen y sea imposible manejarlos. Si no puedes bajar por completo la ventanilla, deja una leve rendija que permita que circule aire por el interior. Cuando entres al vehículo abre las ventanillas por completo para que el aire caliente pueda salir.
Por supuesto, no dejes nunca a nadie en el interior del vehículo sin ventilación cuando aparques, aunque sea solo un breve periodo de tiempo. Los golpes de calor comienzan a partir de los 40 grados, una temperatura que se alcanza a los pocos segundos de dejar tu coche al sol.
