Segunda jornada de juicio en la Audiencia Provincial de La Rioja en el que se juzga el presunto asesinato de un hombre de 82 años al que su cuidador pudo hacer beber líquido desatascador, en agosto de 2020.
El acusado, de 46 años, origen rumano y sin antecedentes, se enfrenta a 23 años de prisión e indemnización de 300.000 euros. En la primera jornada del juicio, celebrada ayer, insistía en su inocencia, indicando que el anciano tomó libremente la decisión de nombrarle único heredero y aludía a un posible caso de suicidio. En su declaración mantuvo que su relación se fue estrechando a lo largo del tiempo y que la víctima se sentía abandonada por su familia.
En la primera jornada se habló también de la aparición de dos cartas de despedida que el anciano dejó a su familia.
Hoy, iniciaba la jornada testifical el sobrino de la víctima, que ha indicado que tenía relación con el fallecido y que se veían de vez en cuando. La víctima acudió a él para que le ayudara con un problema y que tenía miedo porque le habían amenazado:
Explicaba el sobrino que conoció que la víctima había sufrido un ictus a través de una familiar, que al llamarle no consiguió hablar con él pero sí lo hizo con el acusado y que no tenían conocimiento del cambio de testamento.
Continúa la ronda de testigos con vecinos de la víctima y otras personas del entorno, como trabajadores del bar al que acudían asiduamente víctima y acusado o la trabajadora social del Hospital San Pedro.
