Pablo Iglesias quiere ser presidente de la Comunidad de Madrid. Renuncia a su puesto de vicepresidente del gobierno español para aspirar a dirigir una comunidad autónoma.
Extraemos como mínimo tres conclusiones: Primera: le parece a Iglesias más relevante hacerse con Madrid que ser el copresidente de España. Así se entiende lo que le escocía que la presidencia madrileña estuviera en manos de la derecha. Dos: ningunea a su candidata, la canadidata de Podemos, que al parecer por muy mujer que fuera y muy feminista que él se declare le parecía ahora poca cosa para competir con Díaz Ayuso. Y tres: que Pablo Iglesias considera que el PSOE y su candidato Ángel Gabilondo también son una endeble alternativa a la derecha. Por eso, nada más confirmar Gabilondo su alternativa, él mismo se ha postulado. El PSOE tampoco le vale. El y sólo él.
