La pasada medianoche entró en vigor las medidas del Plan de Ahorro Energético aprobado la pasada semana por el Gobierno y que tienen como objetivo reducir el consumo de energía para conseguir mayor independencia del conjunto de Europa con respecto a Rusia.
Una de las medidas más controvertidas es que se deberán apagar las luces de los escaparates a partir de las 22:00, así como la iluminación de los edificios de la administración pública cuando no estén en uso.
Enfado por la "imposición" del Gobierno
Los comerciantes critican esta "imposición" por parte del Gobierno, que obliga a "aplicar unas medidas que no se han consensuado con el sector", lo que genera mucha confusión a la hora de aplicarlas.
Adolfo Sainz, comerciante y presidente de los comerciantes de Castilla y León, traslada el enfado de su gremio, que no entiende por qué el Gobierno ha dejado en sus manos el reto del ahorro energético: "Están los comerciantes enfadados de no saber cómo hay que aplicar las medidas y por qué a nosotros, a los comerciantes".
Los comerciantes ya venían aplicando medidas de ahorro
Sainz explica que, desde que se encareció la electricidad, cada comerciante ha llevado a cabo sus propias medidas para ahorrar en la factura de la luz.
Durante el invierno ya tuvieron que apagar las luces que no eran necesarias o reducir las horas de calefacción "porque nos tenemos que pagar las facturas nosotros, no nos las paga el Gobierno".
Como están subiendo los costes muchísimo, nos hemos autoimpuesto las medidas de ahorro energético
"Nosotros pagamos nuestras facturas y, como están subiendo los costes muchísimo, nos hemos autoimpuesto las medidas de ahorro, pero según las necesidades de cada comercio", asegura Sainz.
Por ello, se queja: "ahora que venga el Gobierno a imponernos ese ahorro energético a la fuerza y sin tener en cuenta las características de cada comercio, nos lleva al enfado y a la perplejidad".
"Cada uno sabe cuándo encender y apagar el escaparate"
Por otro lado, el presidente de los comerciantes castellanoleoneses critica que el Gobierno les ha metido a todos en el mismo saco "sin tener en cuenta las características particulares de cada tienda".
Así, considera que ha faltado concienciación, pues "cada uno conoce su ciudad y sabe cuándo tiene que encender y apagar su escaparate, según sus necesidades".
