El Valencia no levanta cabeza. Es como si se le hubieran fundido los plomos desde que se marcharon al parón del Mundial de Qatar. En aquel entonces, antes de la cita mundialista, se consiguió una buena victoria ante el Betis en Mestalla. Aquello sucedió el 10 de noviembre y desde entonces se le resiste la victoria a los valencianistas.
Con un evidente bloqueo mental desde que se retomó la competición, los valencianistas cayeron ante el Villarreal, perdieron frente al Cádiz, empataron ante el Almería y fueron derrotados por Valladolid y Girona, Unos números de descenso que han colocado al Valencia a solo 1 punto de las plazas que le harían perder la categoría.
Y entre medias se marchó Gattuso. El italiano abandonaba el Valencia la semana en que los de Mestalla tenían que jugar en el Bernabéu ante el Real Madrid el partido aplazado que no se pudo jugar por la Supercopa de España. Y ya con Voro en el banquillo, con una filosofía distinta, el equipo no mostró ningún signo de mejoría.
Ni ante el Real Madrid ni frente al Girona. En Montivili, nueva derrota ante un recién ascendido por un gol a cero que pudo ser más abultada de no ser porque Mamardashvili se convirtió en el mejor futbolista del Valencia en la segunda mitad.
La realidad es que mientras Voro manifiesta eso de que "no puedo hacer más", el valencianismo clama porque llegue un entrenador nuevo que sepa sacar del bloqueo mental a la plantilla. Quedan 18 partidos de Liga y el camino se puede hacer muy largo y espinoso si alguien no les saca de esa oscuridad donde se encuentran ahora sumidos. Y para eso hace falta un entrenador de verdad, que quiera serlo y que les dote de las herramientas necesarias para salir de esta crisis.