En pleno proceso de reconstrucción deportiva del actual Barcelona, ya ha demostrado que le da no solo para competir en la liga española, sino para dominar claramente con unas cifras y unos resultados absolutamente insultantes y de una regularidad clara.
11 victorias consecutivas y apenas siete goles encajados en la liga demuestran que evidentemente el líder está capacitado Para conquistar el título en la presente edición. Hasta ahí todo queda claro en esa línea ascendente del equipo desde la vuelta del mundial y tras la consecución de la supercopa de España.
Fue precisamente en el metropolitano ante el Atlético de Madrid cuando Xavi tocó la tecla decisiva de introducir cuatro centrocampistas y proteger más al equipo. Lo tenía pensado para cierto tipo de partidos en los que necesitaba que el equipo estuviéra más juntos y en los que el rival le podría hacer mucho daño como el atlético, el Real Madrid, o por qué no el Manchester United.
Fue tan satisfactoria la experiencia que a partir de ahí ha optado en la práctica totalidad de los partidos por jugar con más jugadores en el mediocampo y sacrificar a uno de los puntas.
En ese sistema Pedri se siente más a gusto y brilla mucho más, de Jong y Busquets están más protegidos y sufren menos ante el centro del campo del rival.
Por si fuera poco Pedri y Gavi tienen la llegada suficiente como para ser el tercer hombre en ataque ayudando, antes a Dembele, y ahora Rafinha y Lewandowski . Es innegociable,el Barcelona Mantendrá ese esquema de aquí a final de temporada y lo perfeccionará, salvo momentos puntuales en los que necesite abrir más el campo. Pero es que incluso esa circustancia la beneficia y mucho la presencia del canterano Alejandro Balbi en esa banda izquierda. Su profundidad, su potencia y velocidad le convierten en un carrilero al uso que suple la falta de un extremo en esa demarcación. Falta por ver cómo resultará ante un equipo con un oficio extraordinario en el centro del campo y con jugadores de talla mundial, como Casemiro, Fred, o Bruno Fernandes.
Parece la prueba definitiva de que este Barcelona puede competir con los grandes con pequeños retoques con respecto a su ADN, y volver a competir en los grandes torneos europeos, la asignatura pendiente en los últimos tiempos