VÍDEO del monólogo de Carlos Alsina en Más de uno 06/09/2018
Españoles…Franco… todavía no. Españoles... Franco se le resiste aPedro Sánchez.
No será hoy cuando el Congreso de los Diputados (la soberanía nacional, como sabe Adriana Lastra) bendiga la decisión del gobierno de exhumar al difunto y entregárselo a su familia para que proceda.
Como decía esta mañana David del Cura, con esto de la momia va a pasarnos como en el cuento de Pedro y el lobo. De tanto anunciarlo sin que termine de pasar, el día que pase no nos vamos a creer que esté sucediendo.
Usted sabe que al comienzo de la semana les dijimos que sería este jueves cuando, por fin, el Congreso rematara la operación desahucio —un año después de que el propio Congreso (soberanía nacional) le dijera al gobierno que lo exhumara y dieciséis años después de que el propio Congreso condenara la sublevación del 36 y se comprometiera a honrar a todas las víctimas de la Guerra Civil—. Es decir, que sería hoy cuando el Congreso proclamara que mantener a Franco en Cuelgamuros…
…y que, por tanto, procede sacar de allí al difunto y entregar los restos a su familia.
Pero ocurre que la Moncloa produce tantos decretos en tan poco tiempo —decretolandia— que el Congreso necesita más días para avalar todo lo que llega (o rechazarlo). Hacerlo, se hará, pero no todavía. Lo de Franco, insistimos, se queda para la próxima semana.
La imagen política del día no será la del Congreso avalando la exhumación de Francosino esta otra que protagonizarán por la tarde Pedro y Pablo, Pablo y Pedro. Amigos (más o menos) y residententes en Madrid. Sí, es verdad que hubo un tiempo en que se ponían mutuamente a caer de un burro —casta del régimen, le llamabaPablo a Pedro; populista peligroso, le llamaba Pablo a Pedro—, pero también lo es que su relación personal, con altibajos, ha ido a mejor. Y que, escenario político obliga, este Pablo que cometió el error de cálculo de sabotear la investidura de Sánchez en 2016 (qué tiempos aquellos, Pedro haciendo pareja conAlbert Rivera como fuerza progresista del cambio), este mismo Pablo es el que más diputados puso a disposición de Sánchez para jubilar a Rajoy y hacer de la Moncloa un poder de izquierdas.
Podemos no es sólo el socio más significado del Gobierno. Es el único que se presenta como tal y al que el Gobierno trata cada vez con mayor deferencia. Dices: obligado está, si es quien más diputados le aporta. Cierto. Y obligado está si pretende cautivar al electorado de izquierda haciendo ver a los votantes de Podemos que el PSOE es tan de izquierdas como los morados. Pero con experiencia de Gobierno.
Cuando esta tarde se reúnan Pablo y Pedro, Pedro y Pablo, hablarán —seguro que sí— de los Presupuestos del 19, pero sabiendo los dos que todo esto que les venimos contando esta semana —a quién le meten el rejón fiscal, cuanto le quieren sacar a los automovilistas de coche diésel, cuánto a los que cobran más, cuánto a las grandes compañías, a cuánto se atreve Sánchez con los bancos— sabiendo que todo esto son propuestas, planes, que puede que acaben viendo la luz o puede que acaben todos en nada. Porque entre ellos dos —ellos dos solos— no pueden sacar adelante nada de esto. Y porque los otros novios que le salieron a Sánchez cuando la moción de censura ni bendicen todo lo que Podemos reclama ni les basta con los impuestos y el gasto público para dar su apoyo.
En realidad, está todo por hacer. Y ésta es una negociación peculiar porque los dos que negocian a la vez están compitiendo. El crecimiento electoral de uno es la mengua electoral del otro. Iglesias tiene que aparecer como el guardián que obliga a Sánchez a hacer política de izquierdas y Sánchez como el líder que, siendo de izquierdas sin necesidad de que Pablo le obligue, tiene presente a su electorado de centro. No parecer tibio a los de un lado y no espantar a los del otro. Contado así, parece más cálculo electoral que cálculo de presupuestos del Estado. Y así es. El presidente es el primero en admitir que todo lo que haga en estos meses ha de tener un objetivo: conseguir más escaños que la vez anterior para permanecer en la Moncloa en condiciones menos precarias. Y si puede ser, habiendo ganado unas elecciones, que tampoco estorba.
Si Sánchez tuviera mayor contacto con Zapatero —o si tuviera alguno— ZP podría darle una masterclass sobre la geometría variable en el Congreso.
Joan Tardáconoce a más de un estúpido. Pero no quiere dar sus nombres. A Tardá le parece estúpido pretender imponer la independencia a la mitad de la sociedad catalana que no lo quiere. Y él dice que igual de estúpido es imponerle la autonomía a la otra mitad. Lo que pasa es que la autonomía no se le impuso a nadie y la falsa República catalana sí.
Hay que agradecerle a Tardá que haya tenido el sentido de la oportunidad histórica. Proclamar lo ilícito que es imponerle la independencia a media Cataluña justo cuando se cumple un año, hoy, de lo que sucedió en el Parlamento de Cataluña. Que fue precisamente esto que describe Tardá: la mayoría absoluta de ese Parlamento, el rodillo, ignorando el dictamen de los letrados y pasándose el reglamento de la cámara por donde quiso, impuso a la oposición parlamentaria la tramitación de dos leyes abiertamente inconstitucionales. No sé si eran muy estúpidos los diputados de la mayoría que intentaron liquidar ese día el Estatut: sé que el señor Tardá no lo dijo. Tuvieron que pasar varios meses para fuera él uno de los primeros en admitir, eso sí —él y Santi Vila— que se había forzado el reglamento y violentados los derechos de la oposición. Y eso no son fake news. O fuck news, como dice Torra.
Este Torra que habla suavecito pero sabotea cualquier intento de desinflamar, destensar o enfriar esto que él llama el conflicto.
Por cierto, sabiendo que la doctrina de la Moncloa es ésta de la distensión y del no entrar a la muleta que agita el subalterno Torra, ¿le va a decir Sánchez algo a García Page, a Lambán, dos de los barones socialistas con los que menos sintonía tiene? ¿Esto lo considera el presidente inflamar?