opinión

Monólogo de Alsina: "Presupuestos tardíos para un país anterior"

Carlos Alsina habla en su monólogo de Más de uno sobre la gravedad de la segunda ola de coronavirus que estamos viviendo y recuerda qué es lo fundamental. Además, comenta el acuerdo entre PSOE y Podemos para aprobar unos Presupuestos.

Carlos Alsina

| 27.10.2020 08:30

Centremos el foco.

· El objetivo, la meta, no es evitar a toda costa que vuelvan a recluirnos en casa.

· El objetivo, la meta, no es poder reunirnos todos en Nochebuena viajando de unas ciudades a otras.

· El objetivo no es poder salir a tomar un copa en Nochevieja. Ni que haya cabalgatas. Ni poder hacer una escapada en Semana Santa a la playa.

El objetivo es que no se nos mueran ciento veinte personas cada día.

· Que no requieran de cuidados intensivos los infectados.

· Que no sean necesarios los ingresos hospitalarios.

· Que no enfermemos.

· Que no nos contagiemos, en fin, los unos a los otros.

Naturalmente. Pero todo lo demás, evitar la reclusión completa, disfrutar de la cena de Nochebuena, de las copas de Nochevieja, de la escapada de Semana Santa, son también objetivos y metas necesarios. Supeditados, ahora mismo, a la velocidad angustiosa que ha alcanzado de nuevo el maldito coronavirus. Pero tan necesarios para cientos de miles de familias españolas como los centros de atención primaria o el buen funcionamiento de los hospitales. Hay cientos de miles de familias cuya forma de vida es un comercio, un bar, una agencia de viajes; cuyos ingresos dependen de que los demás viajemos, salgamos y consumamos.

Todo lo que usted haga para evitar enfermar lo estará haciendo también para evitar que los teatros, los bares, las tiendas y las agencias de viajes cierren. No por seis meses, sino para siempre. Hoy cuenta Carlos Sánchez en El Confidencial que el cuarto trimestre del año suele ser (o solía ser) el de mayor actividad económica y en el que se firma (o firmaba) más de un millón y medio de contratos vinculados a la campaña de Navidad. Recordar todo eso no es menospreciar la vida. Ni relegarla. Al revés. Es entender que todo forma parte de lo mismo. Y por eso es tan difícil acertar con el momento y el alcance de las restricciones. Si no le arruinaras su forma de vida a nadie sería más fácil decretar confinamientos o toques de queda.

Usted quizá está como yo, confuso porque nos dicen unas cosas y pasan otras; porque creíamos saber qué había que hacer para que esto no sucediera de nuevo y hemos visto que, aun tomándose medidas, hemos vuelto; porque pensábamos que la mascarilla era el remedio, y la distancia, y el no tocarnos… pero hemos añadido a eso evitar los espacios cerrados, airearlos con frecuencia e instalar filtros en los sistemas de ventilación. En efecto, es todo eso. Y avisar cuando estamos infectados, hacer memoria de con qué personas hemos estado y ayudar a rastrear el camino que ha seguido el virus. El rastreo, que ahora ya, con la velocidad y la expansión que ha alcanzado el maldito coronavirus, se está volviendo misión imposible.

Es todo eso. Tenerlo presente, no descuidarse, cuidarnos de las situaciones de riesgo. Nada que a estas alturas usted no sepa. Es todo eso lo que ayuda a que no enfermemos, no haya que hospitalizarnos, no se llenen las UCI, no haya muertos… y puedan abrir más horas los locales de ocio, y podamos salir en navidades y los cientos de miles familias que viven de la hostelería y del turismo puedan volver a tener un horizonte que hoy no tienen. Es todo eso a la vez.

Desde el 16 de octubre hemos ido viendo, en el boletín diario del ministerio de Sanidad, cómo el número de contagios (y esto que los epidemiólogos llaman la incidencia acumulada de los últimos catorce días) no sólo crecía cada día, sino que crecía cada vez más rápido. Hace diez días era de 280 casos, hoy es de 410.

Fernando Simón, portavoz del ministerio de Sanidad y único experto al que el gobierno ha encomendado la explicación de los datos admitió ayer lo que explicamos aquí: que el 15 de octubre, esperanzado al ver que llevábamos varios días con la incidencia acumulada estable en torno a los 260 casos, se pasó de frenada con el optimismo y creyó posible que hubiéramos tocado techo.

Espejismo, lo llamé ayer a esta hora. Espejismo, lo llamó Simón horas después.

Le honra a Simón admitir que hizo una interpretación de los datos excesiva. Excesivamente positiva. Ojalá se haya pasado ahora de frenada en lo contrario, porque ayer lo que dijo es que la segunda ola va a ser mayor que la primera.

Además del estado de alarma que ya está en vigor, y para el que el gobierno pedirá hoy seis meses de prórroga al Parlamento, y además del toque de queda que también rige desde el domingo en todo el país, los gobiernos autonómicos van añadiendo restricciones a la movilidad amparados en el paraguas jurídico que se les ha abierto. Aragón, que duplica la media de incidencia nacional, cierra la región a las entradas y salidas, como ya habían hecho La Rioja y Navarra y como ha decidido hacer también Asturias. El País Vasco cierra la comunidad autónoma y cierra cada uno de sus municipios. Cataluña, que reclama más autonomía para endurecer restricciones, amaga ya con decretar un confinamiento de fin de semana que se añada al nocturno.

En Francia la velocidad de la segunda ola es aún mayor que en España. Como lo es en Bélgica y en Holanda. En Alemania, con 130 casos por cien mil (que son 300 menos que en España y setecientos menos que en Francia) ha dicho Angela Merkel que los números son inasumibles y que hay que volver a las restricciones severas. También allí.

Aquí, y para hoy, tiene anunciado el gobierno el alumbramiento (tardío) del proyecto de Presupuestos Generales para el próximo año. En efecto, los que Hacienda iba a haber presentado en septiembre y llevado al Congreso el primero de octubre, como muy tarde. Gran noticia, decía ayer en este programa la ministra Carolina Darias.

Del contenido de los Presupuestos no nos quiso adelantar nada, ni siquiera la congelación del poder adquisitivo de los funcionarios, un 0,9 % de subida que equivale a lo que está previsto que suban los precios.

Aunque la ministra dio por hecho la presentación para hoy, Podemos se ocupó de hacer saber después que aún no habían puesto el huevo. Es decir, que aún había discrepancias sin resolver entre los dos socios de gobierno. Si no eres capaz de ponerte de acuerdo contigo mismo, a ver con qué cara vas a reprochar a la oposición que no lo haga. No puedes salir a hacer homilías sobre lo imprescindible que es la unidad cuando no la tienes en casa. Hoy veremos.

En todo caso, los presupuestos aún no se han presentado pero que ya se han quedado viejos. La gravedad de la segunda ola, y las restricciones que de nuevo se están aplicando ---cada día más--- convierten en papel mojado las estimaciones de recuperación económica de este último trimestre de 2020 y del comienzo de 2021. Y obligan al gobierno (y al Parlamento) a decidir qué pasa con las medidas paliativas que se aprobaron en la primera ola: si se prorrogan hasta Semana Santa las que aún están activas y se retoman las que ya decayeron. Todo el horizonte previsto está saltando de nuevo por los aires.

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