Montse Escudé atesora dos décadas de servicio en los Mossos d'Esquadra y es responsable de la unidad de atención a las víctimas de violencia de género, delitos de odio y cualquier tipo de violencia en el seno familiar o la pareja.
En 'Julia en la onda' explica que esta oficina hace "seguimiento a todo un catálogo de víctimas, no solo las de género", aunque se centra en estas últimas especialmente, pues hay factores que hacen que la detección "sea difícil".
"La violencia de género no es una bofetada, es un proceso", insiste, y destaca que es "muy importante" que el entorno familiar lo denuncie, así como que los jóvenes sepan identificar la violencia: "Nos falta mucho camino en este ámbito y es super importante seguir avanzando en el ámbito de la formación".
En cuanto a los indicadores que determinan el riesgo, indica: "Tenemos un instrumento de evaluación del riesgo que es un cuestionario. La finalidad última no es el cuestionario en sí, sino que es un instrumento más". Asimismo, insiste en que "entra en juego la evaluación del propio policía" y "siempre se tiene que tomar en serio la evaluación del riesgo que hace la víctima".
Por otra parte, lamenta que, según la última encuesta de la Delegación del Gobierno, 14,8% de mujeres había sufrido violencia física y sexual por su pareja en algún momento de su vida y solo un 21% había denunciado. Por ello, han iniciado una campaña de sensibilización para los vecinos.
En este sentido, remarca que "es muy importante que alguien les ayude desde fuera y a identificar que lo que les está ocurriendo es violencia, aunque no sea violencia física".
Escudé revela que escogió este camino "por el impacto que tiene en las personas vivir una situación de violencia, y más en un entorno de confianza. Cuando se dan estas situaciones, que la familia puede ser un lugar en el que se cometen estas atrocidades, realmente tenemos una parte importante para trabajar", asegura.
Respecto al perfil de agente que se busca para este trabajo, comenta que deben tener capacidad de escucha activa, empatía, no tener prejuicios ni utilizar lenguaje culpabilizador. Además, resalta la importancia de ver al afectado "como un individuo" y no una víctima.
