No es la primera vez que el cambio de hora genera debate entre la población. En 2018, la Comisión Europea llevó a cabo una consulta pública en la que más del 80% de los 4,6 millones de ciudadanos que participaron se mostraron a favor de acabar con los cambios de hora. En España no se llegó a la conclusión de qué huso horario aplicar. Sin embargo, una encuesta realizada por el CIS en noviembre de 2018 reflejó que el 65% de los encuestados se manifestaba a favor de mantener el horario de verano.
En el mismo año, el Gobierno creó un comité de expertos para tratar esta cuestión y el 20 de marzo de 2019 concluyó que no era aconsejable realizar ningún cambio de forma precipitada en los husos horarios. En cambio, el líder del Ejecutivo ha planteado este lunes llevar la propuesta de poner fin al cambio de hora a la Unión Europea de cara a 2026. Según ha apuntado, "los cambios trastocan los ritmos biológicos" y ya "no tiene sentido" mantenerlo.
Sin embargo, expertos en la materia no están tan de acuerdo con la propuesta del Gobierno, como es el caso de José María Martín Olalla, profesor de Física en la Universidad de Sevilla. "El cambio estacional de la hora es una práctica que se realiza por una razón bastante elemental", explica en declaraciones a Onda Cero.
Según apunta, la latitud de la península ibérica hace que haya estaciones durante todo el año. Por tanto, "el día en invierno dura poco y amanece tarde, por lo que tenemos que retrasar la hora del inicio del trabajo". En cambio, "en verano ocurre todo lo contrario".
Atendiendo a estas razones, Martín Olalla asegura que "la actividad humana no se puede acompasar a una actividad rígida en la que siempre hay los mismos horarios para todo durante todos los días del año. No se puede acompasar a esas variaciones del amanecer sin ningún tipo de mecanismo", añade.
Uno de los factores que influye a la hora de realizar el cambio de hora son los cánones fisiológicos, ya que "la fisiología humana pide esa práctica de adaptación a las diferentes condiciones del verano e invierno".
Cambio horario: sí o no
De hecho, aplicar de forma indefinida el horario de verano o de invierno puede suponer una tarea compleja. Para el físico Martín Olalla, adecuar la hora del inicio de la jornada laboral "es un problema porque el amanecer cambia a lo largo del año entre invierno y verano. Hay una variación de tres horas. Además, no todas las personas entran a trabajar a la misma hora. Por tanto, una persona que entra a las seis de la mañana no tiene el mismo deseo o preferencia ante este problema que las personas que entran a las diez de la mañana".
En consecuencia, "el cambio de hora es una especie de compromiso", ya que, según explica el experto, a pesar de que a mucha gente no le gusta, "funciona como un amortiguador social", como una especie de equilibrio. "Evidentemente, el precio del compromiso que tiene hacer uno o dos cambios al año se traduce en un trastorno, un incordio, en algo molesto, pero nos ayuda a vivir a la mayoría de las personas con una jornada laboral adaptada a lo que es tanto la estación extrema del invierno como la estación extrema del verano", afirma. "No explicamos a la sociedad la ventaja que es tener la actividad laboral adaptada a la hora del amanecer tanto en invierno como en verano".

