Con la llegada del verano y del calor, las personas intentan refrescar sus hogares todo lo posible. Una forma de hacerlo es crear un ecosistema de plantas que gracias a sus funciones propias expulsan oxígeno, absorben la humedad o eliminan las toxinas del ambiente.
Sin embargo, hay una planta muy común que se puede comprar fácilmente en tiendas de jardinería, que los expertos han recomendado dejar de comprar: se trata de la hiedra inglesa (hedera helix), una planta que pertenece a la categoría de las trepadoras.
Andrew The Arborist, procedente de Philadelphia, se describe a sí mismo como amante de las plantas, los árboles y la educación sobre la naturaleza y ecología. Es también agricultor certificado por la ISA y le interesa la silvicultura urbana y cómo integrar la naturaleza en "los espacios en los que vivimos y trabajamos".
Es una especie invasora que impide el crecimiento de plantas nativas
En un vídeo que ha compartido a través de su canal de Youtube (@Andrew_the_Arborist) ha explicado que la hiedra inglesa se trata de una "enredadera invasora que está atacando a los bosques, dañando árboles y acabando con la vegetación autóctona", por eso asegura que hay que "dejar de comprarla".
Al mismo tiempo muestra lo que parece un suelo forestal invadido por las densas matas de la enredadera: "Puede dar sombra e impedir que las flores silvestres nativas germinen y crezcan". Otros daños que puede causar son desplazar plantas nativas o enredar y debilitar los árboles.
Aunque a priori comprar una hiedra puede parecer una fácil solución para ahorrar tiempo y cubrir rápidamente una superficie, a la larga ocasiona problemas de mantenimiento, porque hay que podarla con regularidad. Si no se hace, en ocasiones, es necesario eliminarla por completo con ayuda profesional.
Alternativas a la hiedra inglesa
Los usuarios que han visto en vídeo le han preguntado a Andrew cuál es la alternativa, a lo que él ha respondido que en lugar de comprar hiedra inglesa, es mejor comprar jengibre silvestre, flox mugoso o los helechos nativos, que también permiten una cobertura óptima del suelo con el aliciente de que son plantas nativas y no contribuyen a un deterioro ambiental.
Andrew, igualmente, ha asegurado que un paisaje natural tolera mejor la sequía, se adapta con mayor facilidad al clima del lugar y necesita menos fertilizantes. Incluso anima a introducir zonas de césped silvestre porque ayudan a consumir menos agua y atraen especies polinizadoras.
