Objetología

Creemos que nuestro patrimonio se limita a los ceros de nuestra cuenta corriente o a las propiedades por las que más hemos pagado. Sin embargo, durante nuestra vida acumulamos pequeños objetos a los que hemos dado un uso muy puntual y que acaban después arrinconados en el sótano o en el armario.

Isabel Lobo nos habla de los objetos ideales para trepanarse la curiosidad, como por ejemplo, la vitrina.

Isabel Lobo nos habla de los con mucho swing, como el palo, y en concreto, el palo de golf.

Isabel Lobo nos habla de los objetos de quita y pon como la chapa, el pin o el botón.

Isabel Lobo nos habla de objetos para conjurarse, objetos que aparecen como por arte de magia.

Isabel Lobo nos trae objetos para enfrascarse y dar la lata: el tarro, el bote y el frasco.

Isabel Lobo nos trae uno de esos objetos que se usan para cotillearnos y examinarnos los oídos: el otoscopio.

Isabel Lobo nos trae uno de esos objetos que dan mal rollo y que sería mejor que se guardasen en el foso de los objetos que no queremos ver más.

Aunque no llegaron hasta el año 6000 antes de cristo, han jugado un papel central en la historia de la humanidad. Y su forma ha ido cambiando con el avance de la arquitectura reflejando las distintas eras y el talento de sus diseñadores.

El tenedor, el instrumento del diablo. Descubrimos el origen de este objeto que llegó a principios del siglo XI a Venecia desde Constantinopla de la mano de Teodora, hija del emperador de Bizancio.