El juez Llarena retira el delito de sedición para Puigdemont. No le ha quedado más remedio. Porque ese delito ya no existe en España.
Porque el gobierno lo ha fulminado. Porque lo ha sustituido por desórdenes públicos agravados en ua reforma del Código Penal que al instructor, a LLarena, le parece innecesaria y dictada por la política no por una urgencia legal.
Por eso, este juez es el ejemplo palmario de lo que el gobierno ha hecho para contentar a Esquerra. Dejar sin herramientas al Estado, a las instituciones, a los jueces para actuar contra los que atentan contra la democracia. Así estamos.
Los demócratas que se atienen a las normas les gusten o no tragándose el sapo de exonerar a Puigdemont o de rebajar las condenas a los demás. Y los sediciosos, los que intentaron rompen el país... brindando con cava y fumándose un puro mientras diseñan el calendario de cuando lo volverán a hacer.
