El adoctrinamiento en la escuela va contra la esencia misma de la educación. Platón, como precursor de la pedagogía, propuso la educación crítica a través del Estado para formar a los mejores que luego se dedicarían a la política. 2.500 años después vamos para atrás.
El conocimiento se orilla en aras de los intereses políticos. La educación se manosea cada legislatura. Los docentes están abrumados con planes cambiantes, burocracia creciente y falta de recursos. Los alumnos que quieren estudiar lidian con decenas de estudiantes desmotivados que en el mejor de los casos calientan el asiento si no revientan las clases.
Cada guerra política se dirime entre pupitres para luego olvidarse de ellos durante años. Así es difícil formar a los mejores. Así se entiende que a veces cueste responder a preguntas sencillas como si Félix Bolaños era el responsable de las comunicaciones de Moncloa. Ahora, se lo va a preguntar el juez.
