Monólogo de Alsina: "El PP, como los diez negritos; Pablo Casado investigado porque también hizo el máster de Cifuentes"
Hace ochenta años Agatha Christie escribió una de las novelas de misterio más vendidas de todos los tiempos. Seguro que a usted le suena. Son diez personas con un pasado oscuro y desconocido reunidas en una mansión de una isla. A medida que avanzado la trama, sus pecados son revelados y uno tras otro van siendo eliminados.
Ahora, con la corrección política, a la novela le cambiaron el título y en lugar de 'Diez negritos' se quedó en 'Y no quedó ninguno'. Que es como termina la canción infantil: 'un negrito solo quedó / se ahorcó / y no quedó ninguno'.
Los negritos de Agatha Christie habían hecho cosas mucho peores que cursar un máster de mentira para poder poner en su currículum un título de verdad. Pero al igual que la universidad Rey Juan Carlos, empiezan negando que hicieran nada censurable para acabar admitiendo que algo hicieron.
El vicesecretario general del PP, Pablo Casado, aspirante a la candidatura al ayuntamiento del próximo año, hizo el mismo máster que Cristina Cifuentes pero no recuerda cómo lo obtuvo. Según El País, entre los expedientes que investigan los inspectores internos de la universidad se encuentra el máster de Casado. Él publicó anoche un pantallazo de su titulación tal como consta en la intranet de la universidad, pero a la vez le dijo a El País, según El País, que no recuerda si asistió a clase o cómo fueron los exámenes.
Que te expidieran el título es una cosa, que lo lograras sin mayor esfuerzo académico es otra. Mejor no arriesgarte a asegurar que fuiste a clase.
Los inspectores revisan todos los cursos impartidos a través del Instituto de Derecho Público, es decir, del profesor Álvarez Conde, el mismo que el viernes dijo aquí que no conserva ningún trabajo de fin de máster de ningún alumno.
El listado de alumnos de los máster está siendo expurgado en busca de irregularidades. El profesor filtrador, Salvador Perelló, contó ayer a este programa que recibió llamadas, cuando estalló el asunto, tanto del PP como del PSOE. Para preguntarle no por Cristina Cifuentes, sino por otros nombres que pudieran salir salpicados. Para preguntarle por los otros negritos.
Como dijo anoche Martínez Maillo en La Brújula, los políticos tienen derecho a realizar másters, claro que sí. Siempre que los hagan de verdad.
A Maillo le tocó ayer intentar arreglar el fiasco de su partido en Madrid en la negociación con Ciudadanos. Los de Rivera le habían dejado abierta al PP la puerta de la comisión de investigación —nos la apoyáis y postergamos la exigencia de responsabilidades— pero el PP madrileño puso condiciones a la comisión y Ciudadanos rompió la baraja.
Hubo que levantar los teléfonos para intentar dar marcha atrás a la ruptura. Maillo habló con Villegas pero la petición de dimisión ya estaba formulada.
En la estrategia del PP, como se ve, no se incluye la defensa a muerte de la sinceridad de la presidenta Cifuentes. No se ha escuchado a sus líderes más conocidos proclamar su convicción de que Cifuentes hizo su examen de fin de curso, presentó su trabajo y consiguió el máster. En ese aspecto es en el que ella baila sola. Sólo ella mantiene a día de hoy que pasó el examen.
La estrategia del PP es otra. Y es doble:
1 • Convertir al profesor filtrador es un manipulador vengativo que ha urdido un montaje. El garganta profunda descrito como presunto delincuente.
2 • Quitarle importancia al asunto a base de compararlo con otros. ¿Qué importancia puede tener un máster de chichinabo al lado del juicio de los ERE, por ejemplo, que van a declarar esta semana Griñán y Chaves, procesados los dos, dimitidos los dos, sospechosos ambos?
Para ambas líneas de ataque empezó a hacer siembra el PP madrileño —el equipo más cercanísimo a Cifuentes— en la convención de Sevilla este domingo. Acercándose a periodistas a comentarles lo gravísimo que es lo del profe resentido, lo levísimo que es si hay o no hay trabajo de fin de máster y lo increíble que resulta que se hable más de Cristina que de Griñán y Chaves.
Esto de hacer comparaciones entre asuntos que no son comparables es de primero de propaganda política. Si te estalla un caso que no hay forma de levantar, busca otro asunto que sea gordo y di que, al lado de aquel, lo tuyo es calderilla. Siempre encontrarán altavoces dispuestos a hacer suya la comparación interesada.
Miren, en el asunto éste del máster lo de menos ya es si a Cifuentes se lo regalaron por ser quien era. Lo de más es que se falsificaron documentos para avalar la versión de la ex alumna y que ella, y sólo ella, sigue manteniendo a día de hoy que pasó examen de fin de curso en el campus de Vicálvaro.
Es sabido que esto de la gravedad de la mentira va en función de cómo sopla el viento.
• Si el que miente es del partido rival, la gravedad es máxima.
• Si el que miente es de los tuyos, se llama error administrativo.
Cuando te hablen de la Gurtel, indígnate porque hay que ver los años que llevamos con este asunto sin que termine nunca de juzgarse. Y subraya, en tu defensa, que ninguno de los procesados pinta ya nada en tu partido. Pero si te hablan de los ERE, ah, entonces no te escandalices de que hayan pasado tantos años y sigue refiriéndote a Chaves y Griñán como si aún fueran barones en el PSOE.
El caso de los ERE es seguramente el más grave que sacudió en su día a la administración autonómica andaluza, gobernada siempre por el PSOE. La utilización arbitraria del dinero público destinado a los expedientes de regulación de empleo para contentar a los amigos, comprar voluntades y amarrar afinidades. Dinero utilizado sin control porque los controles fueron dinamitados previamente. Esta es la principal acusación que pesa sobre los gobernantes andaluces de entonces: que se cargaron los controles para que el dinero pudiera entregarse caprichosamente y dejando comisiones por el camino. Griñán, procesado, declara mañana. Chavés, procesado también, será el siguiente.
Pero si el PP cree que criticar que se hable poco de los ERE va a servirle para darle la vuelta al caso máster apañado va. Hay películas cuyo final conoce todo el mundo aunque son sus protagonistas los últimos en enterarse.