CON JAVIER CANCHO

#HistoriaD: La distancia y el reencuentro

Javier Cancho cuenta la historia de Luli, Lourdes Bolín de la Mora, una de las primeras niñas que fueron enviadas a la Unión Soviética durante la Guerra Civil española.

Javier Cancho

Madrid | 22.02.2022 12:39

En su casa la llamaban Luli. En el registro figura el nombre de Lourdes. Lourdes Bolín de la Mora estudió en el Instituto-Escuela de Madrid. Un centro de secundaria con un planteamiento pedagógico con los principios educativos de la Institución Libre de Enseñanza. Era el modelo que iluminó la formación de cuatro premios Nobel: Santiago Ramón y Cajal, Severo Ochoa, Juan Ramón Jiménez y Vicente Aleixandre. Pero para Luli, todo quedó interrumpido con el comienzo de la Guerra Española.

Durante la Guerra Civil, Lourdes fue de los niños evacuados a la Unión Soviética. Todos aquellos chiquillos tenían la expectativa de que la separación fuera corta. Pero, después llegó la Segunda Guerra Mundial.

En el bando republicano, había temor a lo que pudiera suceder. Temor a los desenlaces del conflicto. Esa situación explica que cerca de 3.000 niños españoles fueran enviados a la Unión Soviética. Llegaron a Leningrado en cuatro expediciones, las tres primeras en el 37, procedentes de Valencia, Santurce y Gijón. La última zarpó desde Barcelona en octubre del 38.

Aquellos niños tenían entre 3 y 14 años. E iban sin sus padres, en buques mercantes destartalados.

Vivieron sus vidas marcados por la nostalgia de un país que apenas tuvieron tiempo de conocer

En Rusia fueron alojados en internados. Muchos de los 3.000 se quedaron en la Unión Soviética, algunos en los remotos parajes de Siberia. Vivieron sus vidas marcados por la nostalgia de un país que apenas tuvieron tiempo de conocer. Pusieron un empeño enorme en permanecer unidos, en no perder el castellano, en no renunciar a su cultura.

Hasta 1990 no pudieron recuperar la nacionalidad española. En 1994 se firmó el convenio Hispano- Ruso de Seguridad Social por el que obtuvieron el derecho a pensiones de jubilación, invalidez y supervivencia. En 2003 se concedió la Medalla de Honor a la Emigración al colectivo de los niños de la Guerra, los niños que fueron enviados a Rusia.

Imaginen lo que comporta una separación de esa magnitud. No sabemos cómo fue el reencuentro entre Luli, Lourdes, y su madre Constanza. Sí sabemos que Lourdes no se pudo reunir con su madre hasta 1945. Habían pasado 7 años.