REPRODUCCIÓN ASISTIDA

Radiografía de la reproducción asistida en España: los límites de acceso en la sanidad pública y la situación por comunidad

La edad, los hijos previos o las largas listas de espera son algunas de las barreras para acceder a los tratamientos de reproducción asistida a través de la Seguridad Social. Muchas mujeres o parejas que no cumplen con los requisitos ven truncado su sueño de tener un hijo.

Inés Romero Caro

Madrid | 24.01.2022 14:11

Radiografía de la reproducción asistida en España: los límites de acceso en la sanidad pública y la situación por comunidad
Radiografía de la reproducción asistida en España: los límites de acceso en la sanidad pública y la situación por comunidad | Pixabay

Una de cada seis familias en España ve truncado su sueño de ser padres. Nuestro país es el segundo territorio de la Unión Europea con la tasa de fertilidad más baja, con una media de 1,23 hijos por mujer. Así lo indican los últimos datos facilitados por la Oficina Europea de Estadística, Eurostat, correspondientes al año 2019 y actualizados a finales de junio de 2021.

Cada vez son más las parejas en edad reproductiva que tienen problemas a la hora de concebir. El informe Saber más sobre fertilidad y reproducción asistida, realizado por la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), indica que la esterilidad es la "incapacidad para lograr gestación tras un año de relaciones sexuales con frecuencia normal y sin uso de ningún método conceptivo". Entre los motivos por los que surge este contratiempo, dicho organismo destaca: "Aunque el varón es responsable de entre el 25% al 35% de los casos, la edad avanzada de las mujeres con deseo reproductivo se puede considerar como la principal causa actual de incremento de esterilidad en nuestro medio".

Estas no son las únicas personas afectadas. Con el paso de los años han ido surgiendo nuevos modelos de familia, en los que existe una barrera para que se produzca un embarazo natural. Este es el caso de las mujeres solteras, mujeres lesbianas y personas trans con capacidad de gestar.

Sin embargo, los tratamientos de reproducción asistida, desarrollados y mejorados gracias a los avances en la ciencia, han hecho que el deseo de tener un hijo pase de ser una utopía a una realidad.

¿Qué son los tratamientos de reproducción asistida?

La revista especializada Reproducción Asistida ORG define el concepto de reproducción asistida de la siguiente manera: "Conjunto de técnicas y tratamientos que sustituyen el proceso natural de reproducción con el objetivo de facilitar el embarazo".

Para conseguirlo, los profesionales cuentan con la ayuda de la medicación hormonal y de técnicas, más o menos complejas, como la inseminación artificial (IA), la fecundación in vitro convencional (FIV), la inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI), el cultivo de embriones, entre otras.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) subraya la importancia de ofrecer estos servicios: "Todo ser humano tiene derecho a disfrutar del más alto nivel posible de salud física y psíquica. Las personas y las parejas tienen derecho a decidir el número de hijos que desean tener, en qué momento hacerlo y el intervalo de tiempo entre nacimientos. Sin embargo, la esterilidad puede impedir que se satisfagan de estos derechos humanos básicos".

El Informe Estadístico de Técnicas de Reproducción Asistida 2019 (el último disponible), elaborado por el Ministerio de Sanidad y la Sociedad Española de Fertilidad, muestra que en España se han contabilizado un total de 180.906 tratamientos de reproducción asistida.

Mientras que la inseminación artificial (IA) puede costar unos 700-1.100 euros, el precio de la fecundación in vitro (FIV) puede subir hasta los 3.500-5.500 euros.

Estas terapias se pueden llevar a cabo a través de la sanidad pública o privada, aunque en ambos casos están sujetos a limitaciones.

Por parte de las clínicas privadas, existe una barrera económica. Reproducción Asistida ORG señala que, en nuestro país, las técnicas de reproducción asistida "tienen un precio más bajo que en otros países como Estados Unidos", pero "los costes siguen siendo altos". "La diferencia de precio es significativa entre los diferentes tratamientos. Por ejemplo, mientras que la inseminación artificial (IA) puede costar unos 700-1.100 euros, el precio de la fecundación in vitro (FIV) puede subir hasta los 3.500-5.500 euros", aclara la revista especializada.

Es por ello por lo que la OMS advierte: "Las inequidades y disparidades en el acceso a los servicios de ayuda a la fecundidad afectan negativamente a las personas pobres, solteras, sin instrucción o desempleadas, así como a otros grupos marginados".

Respecto a los tratamientos realizados por la Seguridad Social, también existen diversos obstáculos que no permiten un acceso igualitario a este servicio.

La reproducción asistida en la sanidad pública española

De los más de 400 centros de reproducción asistida que hay en la península y en las islas, tan solo entre un 10% y un 20% son centros públicos. Esto significa que la mujer o pareja que se somete al tratamiento por la Seguridad Social no tendrá que pagar nada y, en relación a la medicación hormonal, el importe será mínimo. Pero la realidad es que no todo el mundo puede disfrutar de este servicio.

De los más de 400 centros de reproducción asistida que hay en la península y en las islas, tan solo entre un 10% y un 20% son centros públicos.

En España, hasta hace cuestión de meses, algunas mujeres no tenían acceso a los tratamientos de reproducción asistida realizados a través de la sanidad pública. En 2014, el Gobierno del PP revocó el derecho a la reproducción asistida a las mujeres solteras y a las parejas lesbianas a través de una orden ministerial.

No fue hasta el 5 de noviembre de 2021 cuando la actual ministra de Sanidad, Carolina Darias, firmó la orden ministerial para actualizar la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud (SNS) para que las personas de este colectivo, además de las personas trans con capacidad de gestar, pudiesen acceder a la reproducción humana asistida en el sistema sanitario público.

A pesar de que la norma vela por la equidad para optar a estas técnicas, existen otros requisitos que las pacientes deben cumplir.

La edad, un obstáculo para acceder a los tratamientos

Por norma general, las mujeres que se quieren someter a estos tratamientos de reproducción asistida por el sistema público de salud deben tener entre 18 años y 40 años. En el caso de los hombres, deben ser mayores de edad y no sobrepasar los 55 años.

En territorios como la Comunidad Valenciana, Murcia, Galicia, Castilla y León, Asturias, Cantabria, Navarra, Aragón, Extremadura o La Rioja se cumple con la normativa nacional, es decir, no tener más de 40 años al inicio del estudio de la paciente o no superar los 38 años si es mediante inseminación con semen de pareja. No obstante, estos datos varían en otras comunidades autónomas.

Por ejemplo, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha presentado un plan para la región que amplia a 45 años (antes 40 años) la edad máxima de las mujeres para acceder a las técnicas de fertilidad. Una medida que, junto a otras, se incluye dentro del nuevo Plan de Fertilidad Red.

Aunque incrementar la edad no significa que se vayan a solucionar todos los problemas. Desde la Asociación Nacional para Problemas de Infertilidad (ASPROIN) recuerdan:

La fertilidad de la mujer va disminuyendo de manera silenciosa a partir de los 35 años; por encima de los 40 años, la posibilidad de lograr un embarazo es solo del 5% mensual y con elevadas probabilidades de aborto por la alteración genética de los óvulos asociados a la edad.

En el resto de autonomías, entre las que se incluyen Cataluña, Andalucía, Castilla-La Mancha, Canarias y País Vasco, el tope también va de los 38 años a los 40 años, pero cada uno establece el límite en función del tipo de tratamiento elegido o las condiciones de la paciente.

Intentos de embarazo limitados

Otro de los aspectos a tener en cuenta es que los intentos de embarazo en la sanidad pública no son ilimitados. El Estado garantiza un máximo de 3 oportunidades mediante la fecundación in vitro, 6 si es por inseminación artificial con esperma de donante y 4 si es con esperma de pareja. Estas normas son acatadas por la mayoría de comunidades autónomas, aunque siempre hay excepciones.

En cuanto al tratamiento in vitro, Cataluña ha reducido el número de intentos a 2 cuando se trata de semen donado. En el lado contrario está La Rioja, que permite 4 oportunidades. Asimismo, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, anunció que en la región también se ampliarían a 4 los intentos completos por mujer.

Respecto a la inseminación artificial, los únicos territorios que no cumplen con la normativa estatal son Asturias, Andalucía, Baleares y Cataluña. Tan solo cubren 4 ciclos (6 según la regla nacional) e, incluso, algunas lo reducen todavía más porque se tienen en cuenta aspectos como la edad de la mujer o de dónde venga el esperma, si de un donante o de la pareja.

Un ejemplo claro es Andalucía. La Guía de reproducción humana asistida en el sistema sanitario público de Andalucía indica que en inseminación artificial con semen de donante se permiten 4 intentos para las menores de 40 años y 3 si son mayores. Si el semen es de pareja, para las menores de 35 años hay 3 oportunidades y para las mayores de dicha edad tan solo se cubren 2 ciclos.

Hijos previos o el estado físico, dos factores excluyentes

Además de la edad, existen otros factores que pueden prohibir el acceso a los tratamientos de reproducción asistida a algunas mujeres o parejas. La ley nacional dictamina que aquellas personas que tengan un hijo previo y esté sano no podrán beneficiarse de este servicio. También excluye a quienes hayan pasado por un proceso de esterilización de manera voluntaria. Y no solo eso. Si los estudios señalan que a la hora de someterse al tratamiento pueden surgir contraindicaciones o riesgos, tampoco se podrá poner en marcha.

Por otro lado, diversas comunidades autónomas tienen en cuenta algunos datos relacionados con el estado físico de la mujer. En Asturias, la paciente debe tener un Índice de Masa Corporal mayor de 18 y menor de 30 porque todo lo que esté fuera de este rango, tal y como justifican, "disminuye las posibilidades de concebir".

Listas de espera "eternas", otra traba más para las pacientes

El acceso a los tratamientos de reproducción asistida en la sanidad pública cada vez es más complicado debido, sobre todo, al "eterno" tiempo que las mujeres tienen que aguardar para ser, al menos, atendidas. Y es que en la mayoría de los centros las listas de espera son de un año o más.

Reproducción Asistida ORG revela que el Hospital La Fe de Valencia "no tiene lista de espera para los tratamientos de inseminación artificial o, como mucho, puede ser de 1 o 2 meses". En cambio, para la fecundación in vitro, ese tiempo se puede alargar a los 20 mees para el primer intento, aunque hay una lista preferente de unos 6 meses para los casos graves de infertilidad.

Por su parte, el Hospital La Paz ha sido hasta ahora uno de los "hospitales públicos de Madrid con más lista de espera para realizar un tratamiento de fecundación in vitro". Sin embargo, gracias a las recientes mejoras de la Consejería de Sanidad, este retraso se ha reducido a los 3 meses aproximadamente. Isabel Díaz Ayuso aclaró que habrá una "única lista de espera compartida" entre los siete centros disponibles actualmente.

En el Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona "la lista de espera es de 22 meses para el primer intento" y de "6 meses para los casos más graves de infertilidad". Otras comunidades autónomas como Castilla y León recalcan que reducir este tiempo "es una de las principales prioridades de la Consejería de Sanidad" y, para ello, "se están desarrollando diversas medidas".

Esta demora provoca que muchas mujeres acaben superando el límite de edad establecido para beneficiarse de estas técnicas y tengan, como única solución, pasarse a la vía privada. Y esto solo ocurre en los mejores casos. Aquellas personas o parejas que no puedan costeárselo están sentenciadas a abandonar su sueño de tener un hijo.