La precariedad enferma y ser precario en España es demasiado frecuente. Según datos de la EPA del segundo trimestre de 2022, el 50,8% de la población activa se encuentra en situación de precariedad laboral en sus múltiples manifestaciones. Hablamos de casi 9 millones de asalariados, más de un millón de autónomos y 2,6 millones de parados. Y afecta sobre todo a las mujeres, a los jóvenes, a las personas con menos estudios y a los migrantes.
Según el informe 'Precariedad laboral y salud mental', realizado por una comisión de 12 expertos a petición de la Vicepresidencia Segunda del Gobierno, todos ellos tienen más del doble de posibilidades de tener problemas de salud mental que otras personas con mejor posición laboral. “No hay terapia que cure no llegar a fin de mes”, ha dicho la ministra de trabajo Yolanda Díaz, que ha participado en el acto de presentación del documento junto al líder de Más País, Íñigo Errejón, con quien hace un año acordó encargar este trabajo que pronto verá la luz en forma de libro.
El documento profundiza sobre el impacto que tienen las condiciones laborales en la salud mental de los trabajadores. Y propone, entre otras medidas, incrementar el presupuesto deatención primaria a la salud mental, del 14% que se dedica en la actualidad, al 25% que recomienda la Organización Mundial de la Salud.
La medicalización sistemática se ha normalizado ante la falta de prevención
El impacto de la precariedad es objetivo y puede cuantificarse. De hecho con datos de 2020 (últimos disponibles), de las 511.000 depresiones diagnosticadas entre la población activa española, unas 170.000 casos, el 33,2%, podrían haberse evitado si esas personas hubieran tenido un empleo estable.
El coordinador de la comisión de expertos, Joan Benach, ha explicado que “el mal empleo penetra en los cuerpos y en las mentes de las personas trabajadoras generando daños en la salud, sufrimiento psíquico y trastornos mentales” y ha añadido que “el malestar psíquico o la medicalización permanente para aguantar la jornada la laboral son una respuesta normalizada que además conlleva la culpabilización del individuo que no es consciente de las causas estructurales de la precariedad”.
Los especialistas han citado varias causas del deterioro de la salud mental como la informalidad, la precariedad, las formas descentralizadas de organización productiva o la infravaloración de los cuidados, pero también han señalado que, en contratos estables, cuestiones como la desconexión digital, las horas extra o las horas de trabajo no previsible, también impactan negativamente en el bienestar de los trabajadores.
En términos puramente económicos esta realidad también tiene impacto económico. Es la pescadilla que se muerde la cola porque, según datos expuestos durante la presentación de hoy, se pierden 12.000 millones de días de trabajo en España por bajas vinculadas a la depresión y a la ansiedad.
