Segunda ola de calor

Cómo protegerse y prevenir los efectos en la salud de la ola de calor

Calambres, deshidratación, insolación o golpes de calor, son sólo algunos de los problemas de salud que provocan las altas temperaturas, sobre todo en los más mayores o personas con patologías crónicas.

ondacero.es

Madrid | 12.07.2017 17:55

Ola de calor
Ola de calor | Sinc

En la página web del Ministerio de Sanidad los ciudadanos pueden consultar cuál será el nivel de riesgo asociado a la temperatura que hay en ese momento en el lugar en el que se encuentran.

Para las personas que están dentro del nivel 3 o rojo es recomendable, tal y como recoge el decálogo de Sanidad con recomendaciones "Disfruta este verano con salud", que beban agua o líquidos con frecuencia y no abusar de las bebidas con cafeína, alcohol o grandes cantidades de azúcar ya que pueden hacer perder más líquido corporal.

Hay que beber líquidos abundantes aunque no se sienta sed. Al menos un litro y medio salvo que su médico le haya restringido la toma de líquidos.

Consultar al médico ante síntomas que se prolonguen más de una hora, mantener las medicinas en lugares frescos porque el calor puede alterar su composición y efectos, y hacer comidas ligeras que ayuden a reponer las sales perdidas por el sudor, como ensaladas, frutas, verduras y zumos, son consejos también a tener en cuenta.

Reducir la actividad física en las horas más calurosas, usar ropa ligera, holgada y que deje transpirar, y nunca dejar a ninguna persona en un vehículo estacionado y cerrado son otras recomendaciones.

Y se debe prestar especial atención a bebés y niños pequeños, mayores y personas con enfermedades que puedan agravarse con el calor y la deshidratación, como las patologías cardíacas.

Pero además hay otras pautas a tener en cuenta, como mantener fresca su vivienda por debajo de los 32 grados durante el día y por debajo de los 24 durante la noche. Esto es especialmente importante en aquellos hogares donde residen personas mayores de 60 años, niños o enfermos crónicos.

Para conseguirlo se pueden abrir las ventanas o ventilar cuando la temperatura exterior sea más fresca (por la noche, la madrugada y las primeras horas de la mañana). Cerrar las ventanas o persianas cuando la temperatura exterior sea más caliente y apagar la luz artificial y los aparatos eléctricos que sea posible.