El Banco Central Europeo no da sorpresas. Ni las dará en los próximos meses, como acabamos de ver tras la reunión de este jueves. Los tipos de interés se mantienen una vez más. Un alivio para los hipotecados, pero leve, porque la soga al cuello seguirá hasta que estos empiecen a bajar el próximo verano.
El precio del dinero se mantiene en el 4,5% y se mantendrá en esos niveles hasta que los precios vuelvan al objetivo del 2% a medio plazo. Así lo ha manifestado el BCE en su comunicado: "El Consejo de Gobierno tiene la determinación de asegurar que la inflación vuelva a situarse pronto en su objetivo del 2% a medio plazo. Sobre la base de su evaluación actual, el Consejo de Gobierno considera que los tipos de interés oficiales del BCE están en niveles que, mantenidos durante un período suficientemente largo, contribuirán de forma sustancial a este objetivo. Las decisiones futuras del Consejo de Gobierno asegurarán que los tipos de interés oficiales se fijen en niveles suficientemente restrictivos durante el tiempo que sea necesario".
Aun así, el supervisor confirma que la inflación va por buen camino y que al margen del efecto de base alcista sobre la inflación general por la energía, "la tendencia a la baja de la inflación subyacente ha continuado y las subidas anteriores de los tipos de interés siguen transmitiéndose con fuerza a las condiciones de financiación. Las restrictivas condiciones de financiación están frenando la demanda, lo que está ayudando a reducir la inflación". Su presidenta ya había confirmado en Davos que, de momento, los tipos ya habían tocado techo. Christine Lagarde dejó caer así que verano podría ser la fecha para comenzar la senda descendente de los tipos. Pero es una estimación que solo se cumplirá si no aparecen nuevos riesgos geopolíticos porque en la rueda de prensa de hoy, ha manifestado que consideran prematuro discutir a corto plazo sobre recortes de tipos.
Principales riesgos
La guerra injustificada de Rusia contra Ucrania y el trágico conflicto en Oriente Medio son fuentes clave de riesgo geopolítico, ha expuesto el BCE: "Esto puede dar lugar a que las empresas y los hogares pierdan confianza en el futuro y a que se altere el comercio mundial". Las tensiones geopolíticas, especialmente en Oriente Medio, podrían elevar los precios de la energía y los costos de los fletes en el corto plazo y obstaculizar el comercio mundial
