Los chubascos de los últimos días han llegado de la mano de embolsamientos de aire frío en altura pequeños, con potencial para dejar tormentas intensas pero siempre de forma puntual. La nueva borrasca llegará tras recorrer cerca de 5000 kilómetros sobre el Atlántico, de oeste a este, un trayecto que está aportando mucha humedad a la depresión. Esto será decisivo en el carácter general de las lluvias de cara al fin de semana.
Durante el viernes, la borrasca ya estará cerca de Finisterre y un frente asociado dejará precipitaciones cuantiosas primero en Asturias y Castilla y León, y a partir del mediodía también en el resto del Cantábrico y gran parte de la vertiente atlántica. Las temperaturas del valle del Guadalquivir seguirán ajenas a esta inestabilización, con registros de hasta 27º en Córdoba y Sevilla.
A lo largo del fin de semana la borrasca afectará a toda la Península y Canarias, con lluvias prácticamente generales y arrastrando, además, una masa de aire africano que provocará una nueva irrupción de polvo en suspensión.
¿Se llamará Lola?
Si esta borrasca se cataloga de gran impacto pasaría a llamarse “Lola”, pero para que esto suceda es imprescindible que haya avisos de fuertes vientosque de momento no han sido activados.