SE MARCHÓ DE CASA EL 29 DE AGOSTO

La desaparición de Anna Marín devuelve al presente el caso Patricia Aguilar

La joven ilicitana, de 21 años, se marchó a Lima a espaldas de la familia, a la que dijo que iba a estar unos días fuera de casa con unas amigas

ondacero.es

Elche | 11.09.2023 14:10

SOS Desaparecidos pide ayuda para localizar a una joven de Elche en paradero desconocido desde hace diez días
SOS Desaparecidos pide ayuda para localizar a una joven de Elche en paradero desconocido desde hace diez días | SOS Desaparecidos

La desaparición de Anna Marín mantiene multitud de puntos en común con la que se vivió en el caso Patricia Aguilar. Más allá de tratarse de dos chicas jóvenes de Elche y cuyo destino les llevó a Perú, la forma en la que se han producido los hechos hacen pensar en que el modus operandi ha sido "muy similar" al empleado por el gurú que captó a Patricia.

Anna Marín, de 21 años, llevaba una vida normal en casa. Estudiaba cuarto curso de Historia en la Universidad de Alicante. Una chica familiar y muy inteligente, quizá algo introvertida y con un grupo de relaciones sociales limitado al de sus amistades más cercanas.

En julio, Anna Marín informó en casa de que iba a estar una semana fuera porque se iba de viaje con algunos compañeros de la carrera. El destino era Lima, en Perú. Con 21 años ya cumplidos, todo dentro de una aparente normalidad. El problema es que voló sin compañía, ningún amigo viajó con ella desde Elche.

El pasado 29 de agosto volvió a decir que se marchaba una semana al campo de unas amigas para estar con unos amigos. Su objetivo, sin conocimiento de la familia, era regresar a Perú, otra vez sola. Esta vez sin billete de vuelta. Durante los primeros días contactó con sus padres, su hermano y su prima. Cuando tuvo que volver, argumentó que se quedaba en Madrid porque había encontrado un trabajo. Los movimientos de su tarjeta dieron con ella en Lima.

Hasta el domingo a última hora, Anna Marín no había dado señales de vida, pero ante la insistencia de la familia y los mensajes de alerta enviados por SOSDesaparecidos decidió contestar a los whatsapp de su madre y de su prima. Al igual que ocurrió con Patricia Aguilar, las respuestas no hacían recordar a su tono habitual, con mensajes muy encorsetados y con un léxico más propio de la jerga sudamericana, imposible de adoptar para una chica que apenas llevaba diez días en Perú.

La respuesta a la familia fue que todo estaba bien, que no se preocuparan por ella porque su vida estaba ahora en ese país, que nadie le había manipulado y que si alguna vez le pasaba algo, siempre habría alguien que les informaría de ello. "Esas formas de responder se corresponden con los que suelen utilizar las sectas o personas que están o han estado vinculadas a una secta", asegura Joaquín Amills, desde SOSDesaparecidos, que ha involucrado de pleno con este caso.

Una vez conocida esta situación y tras hablar con su círculo más cercano, la familia ha sabido que Anna Marín no acudía a la Universidad desde noviembre y que sus amistades reconocen que algo estaba cambiando en ella. "Estas captaciones no se hacen en uno, dos o tres meses, sino que se inician con mucho tiempo de antelación; en el caso de Patricia Aguilar fue desde que tenía 16 años y hasta que cumplió la mayoría de edad. En el caso de Anna, se desconoce cuándo comenzaron, pero seguro que fue hace bastantes meses", afirma Joaquín Amills, de SOSDesaparecidos.

El perfil de una persona que se deja influir por una secta, según Amills, se corresponde con el de una chica que tiene entre 18 y 25 años porque "es la edad en la que más crisis de identidad se sufren por las dudas que se generan en torno a su futuro", según Amills. También se corresponde con el de una persona que reclama "nuevos retos" y que tiene problemas con "la frustración y sus expectativas". "Jóvenes que necesitan de confianza y reconocimiento permanente, así como ampliar sus relaciones sociales, que es lo que le ofrecen en estas sectas", recuerda Joaquín Amills.

La familia de Anna Marín cuenta con el apoyo de SOSDesaparecidos, que le ha puesto a su disposición un abogado, Juan Manuel Medina; con la Asociación Profesional de Detectives Privados en España (APDPE) y con la asociación peruana CHS, especializada en casos de tratas de personas. Ya se conoce la posible relación de la desaparición de Anna con una entidad pseudo-religiosa con la que ha podido tener relación directa o bien con alguna persona que ha estado muy vinculada con ella.

Los padres y los hermanos de Anna Marín se reunieron este pasado fin de semana, en su domicilio, con la de Patricia Aguilar y la propia Patricia, que les ha brindado toda su experiencia en este caso y todo su apoyo. El alcalde de Elche, Pablo Ruz, también se ha puesto en contacto con la familia para poner a su disposición todo lo que esté en manos de la ciudad para ayudar a esta joven ilicitana.