Europa discute en una cumbre de jefes de Estado y de Gobierno cómo hacer frente a la crisis energética este invierno. A la presidenta europea, conservadora, le gusta la excepción ibérica, topar el precio del gas. Pero al presidente alemán, progresista, la iniciativa de Pedro Sánchez le parece peligrosa porque anima a los proveedores a inclinarse por mercados en los que les paguen el precio que ellos demandan.
Esto significa que la solución a esta crisis no tiene que ver con familias ideológicas. Tiene que ver con el pragmatismo económico de cada uno de los países. Políticas económicas que se reflejan en los presupuestos.
Esta mañana, el presidente del PP ha acusado a Pedro Sánchez de olvidarse de las empresas, de regar de dinero a particulares y obviar a las compañías que son las que crean empleo.
