Ridículo es la palabra más repetida esta mañana para calificar el papelón de Pedro Sánchez plantado por Mohammed VI.
No es la primera vez que el monarca marroquí da esquinazo a líderes extranjeros. Pero Pedro Sánchez debería ser distinto. Merece deferencia en reciprocidad a sus méritos, entre ellos, el giro en la política del Sahara con el voto en contra de todo el Congreso o que el PSOE fuera el único partido europeo que se negara a condenar la persecución a periodistas por parte de Rabat. Y nada, el insensible Mohammed VI que no quiere foto oficial con el presidente.
Oiga, quien sabe. Quizá un selfie más adelante con el móvil de Sánchez, que según Bolaños había sido espiado por una potencia extranjera de las que usan Pegasus....ese programa que tienen los servicios secretos marroquíes.
Lástima que no podamos escuchar la opinión de nuestro presidente sobre este culebrón porque la cumbre se cierra sin rueda de prensa. Así que nos vamos a quedar con las ganas de preguntarle, por ejemplo, si comparte el entusiasmo de sus ministros por los datos del paro en un mes en el que se han perdido 215.000 contratos.
