OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Ha sido una sorpresa que la juez que considera culpable a 'La Manada' no vea riesgo de reiteración ni de fuga"

De la indignación y el estupor, a la satisfacción y los vítores.

Ondacero.es

Madrid | 22.06.2018 08:12

De la indignación de centenares de personas que ayer se manifestaron contra la puesta en liberta de la manada…

…a la sastisfacción del abogado defensor, Martínez Becerra, al poder informar a las familias de que ha conseguido lo que casi nadie esperaba…

…pasando por el estupor que la decisión de la Audiencia de Navarra ha provocado en los dirigentes políticos de todos los partidos que han querido manifestar su postura.

Sin diferencia de colores políticos en este asunto. Hay dirigentes que empiezan por dejar constancia del respeto que les merece la decisión, para añadir luego que no alcanzan a comprenderla. Hay otros que no sienten la necesidad de respetar a un tribunal que ha dictado una resolución que consideran inexplicable, injusta y fruto del machismo judicial.

Volvemos a vivir hoy algo parecido a lo que ya sucedió cuando estos cinco individuos fueron condenados por abuso sexual pero no por agresión. Cuando se difundió la sentencia y el voto particular. Cuando el ministro de Justicia de entonces, Catalá, abrumado porque la manifestación se la habían organizado algunos grupos feministas a la puerta del ministerio, agarró la bandera del descrédito del tribunal y sugirió que el juez del voto particular no estaba bien de la cabeza.

Lo que ya le sucedió a Catalá le va a suceder hoy a Dolores Delgado, la nueva ministra. Hay manifestación convocada esta tarde en la puerta de su ministerio en Madrid. Y podrá decir la ministra de ahora lo mismo que ya explicó el ministro de antes: que el gobierno, en este asunto, carece de responsabilidad. Es un tribunal el que juzgó, es el mismo tribunal el que saca ahora de prisión a los condenados previo pago de una fianza de seis mil euros. El gobierno lo más que puede es tener una opinión y, si lo considera oportuno, promover una reforma de las normas.

La ministra eligió una declaración de manual que le evita tomar partido. Porque esto de ahora no es debate sobre si el tribunal tiene formación suficiente como para diferenciar un abuso de una agresión —ese debate era el de la sentencia—; esto de ahora es si tener a estos cinco tipos en la calle genera un riesgo de que se fuguen o que delincan de nuevo.

Ni los hechos probados ni la sentencia han cambiado —conviene subrayarlo—. Lo de ayer es la decisión que tenía que tomar el tribunal, cumplidos dos años de prisión provisional, sobre mantener en prisión a estos cinco o sacarles hasta que la sentencia sea firme. Usted dirá: pero si ya están condenados por qué no siguen en prisión cumpliendo los años que les cayeron. ¿Respuesta? Porque la sentencia está recurrida, por la defensa, la víctima, la fiscalía, y mientras no sea firme la condena la prisión sigue siendo preventiva y no punitiva, o sea, que están entre rejas para que no puedan ni fugarse ni reincidir, no porque sea ya definitivo que vayan a tener que cumplir los nueve años que les impusieron.

Esto es lo que el tribunal tiene que explicar en el auto de hoy, y cuanto mejor lo explique mejor porque es verdad que la libertad bajo fianza ha llegado contra pronóstico y generando una perplejidad generalizada. ¿Por qué? Los hechos por los que fueron condenados son muy graves y la valoración del riesgo de reincidencia y de fuga en un caso como éste es lo más delicado. Si mañana estos tipos violan a una mujer el tribunal no va a tener donde esconderse. Si no hacen nada y siguen a disposición de la justicia el día que la sentencia sea firme nadie, en realidad, se acordará de la polémica que rodeó su salida de la cárcel.

¿Por qué ha sido inesperada esta resolución? Pues mire, porque los tres jueces que han decidido son los mismos que sentenciaron. En aquella ocasión, usted lo recuerda, dos jueces vieron probado el abuso sexual y el tercero entendió que deberían haber sido absueltos. Que este tercero, el juez González, se pronunciara ahora a favor de la libertad condicional era lo lógico: para él son inocentes, luego no deberían estar ni un día en prisión. La sorpresa ha estado en la juez de este tribunal. Porque ha sido ella quien, considerándoles culpables y merecedores de nueve años de cárcel, considera a la vez que mientras no haya condena firme no tienen por qué seguir en prisión. Son los argumentos de esta juez, la mujer, los que hoy habrá que leer con atención. Qué le lleva a concluir que no hay riesgo en dejar libres, por ahora, a los individuos estos. Por ahora. Porque el día que la condena sea firme, si ese día llega, no les librará nadie de cumplirla.

El gobierno catalán agita el boicot a los actos del rey en Cataluña. Formalmente el señor Torra, criatura puigdemónica, invoca el diálogo, el entendimiento, la fraternidad y el haz el amor y no la guerra —-va de profeta del amor— pero a la hora de la verdad le tiende trampas al rey para que trague con hacer lo que él le exige o se resigne a sufrir la ira —teledirigida— del pueblo independentista.

Otra vez se la están preparando al rey. Los peones de la emboscada son los cdrs y la CUP pero quien la urde y la alimenta es QuimDeMont Torra a las órdenes del de Berlín. Planean el desaire al monarca en la inauguración, esta noche, de los Juegos Mediterráneos y el escrache la próxima semana en Girona. El carbonero Torra engordando la caldera para poner a prueba no tanto al rey, que el hombre está vacunado de encerronas, como al nuevo presidente del gobierno de España. Este Sánchez que una vez le llamó xenófobo pero al que ven los independentistas receptivo, y permeable, al falso evangelio del diálogo y el amor al prójimo. Al gobierno de Rajoy-el-registrador se le echó en cara que permitiera la presencia del rey en aquella manifestación de Barcelona que iba a ser contra el yihadismo y acabó siendo contra el monarca y contra el Estado. Ahora es el gobierno de Sánchez el responsable de preservar y defender al rey. Y de dar respuesta al gobierno independentista de PuigdeTorra si persevera en su arremetida contra la corona.