Los españoles, que en la línea del Ecuador se les morían los piojos, conquistaron el mundo. No dejaron lugar sin una tumba española. Y ayer celebraron la Fiesta Nacional.
Dos mujeres fueron protagonistas del desfile entre Neptuno y Colón. La princesa Leonor de caqui, que cantó la muerte no es el final, y acompañó a su padre el Rey, en el homenaje a los que dieron la vida por la patria, y la cabo boina verde María del Carmen Gómez, del escuadrón de zapadores del ejército del aire que se lanzó al vacío con una bandera de España de 54 metros y 15 kilos: unos minutos antes de que abuchearan a Pedro Sánchez, por quinto año consecutivo.
En la plaza de Neptuno le pitaron cuando llegó y cuando se fue. Le gritaron "Que te vote Chapote", "Puigdemont a prisión" y "Viva el Rey". Le acusaron de deslealtad, de traicionar la Constitución y el Estado de derecho y le cantaron España es una no 51.
El presidente del Gobierno cree que le ponen a caldo la derecha y la ultraderecha para calentar las calles. También fue protagonista la cabra de la Legión que era un chivo llamado Pacoli del Tercio Duque de Alba que caminó al ritmo de la canción "Soy el novio de la muerte". Desfilaron 142 vehículos, 86 aviones. 120 caballos y 4.175 hombres y mujeres con perros encima de los coches.
En el epílogo, la patrulla Águila dibujó los colores de la bandera de España en el cielo del Museo del Prado. Recordemos, querido Carlos, que la bota de vino fue autorizada como prenda reglamentaria del ejército en el año 1897 porque en los combates disminuía el pánico y aumentaba el valor. ¡Viva el vino!
