Un gallego lo primero que haría sería decirte a ti "¿y por qué me lo preguntas?". Supongo que está claro: porque Galicia limita al oeste con Nueva York, Atlántico en medio, como limita con el Reino Unido por el norte. Estamos rodeados.
A continuación te preguntaría si se lo debo decir uno a uno o a todo el electorado y matizaría que los 250 millones lo dejamos en 150, porque cien millones ya se me han adelantado sin escucharme y seguro que se han equivocado. Y finalmente les diría: amigos norteamericanos mar en medio, no parecéis mis vecinos. Vais a votar a uno de los dos aspirantes y ninguno baja de los 74 años. Aquí en España a un político de 50 tacos ya le estamos reclamando la jubilación.
Después, tenéis una democracia muy limitada, por mucho que presumáis. No tenéis un Podemos, ni un Bildu, ni un Vox, ni una Esquerra, ni nada equivalente al Bloque Nacionalista Galego. Tampoco tenéis un Abascal, ni un Echenique, ni un Rufián. Las vuestras son un coñazo de elecciones: o Biden o Trump, sin matices, sin un mal independentista que dé emoción y suspense a la contienda.
Así os va, que Biden os parece un rojo peligroso y Trump, el padre de todos los ultras que en el mundo han sido. A ojos de un gallego, tenéis que elegir entre Guatemala y Guatepeor. Os diré, vecinos del Oeste, que aquí queremos que gane Biden porque Trump es casa mala. "Mete medo", que decimos por aquí. Pero votad lo que queráis. Total, como decía mi tía Manuela, "ya lo vais a hacer".
