Monólogo de Alsina: "Todo lo que se diga sobre pactos antes de la noche electoral caduca en cuanto se haya cerrado el escrutinio"
Recibí ayer un ramo de rosas. Con una tarjeta verdaderamente amorosa.
Llegaba tarde. Porque la tarjeta decía que ayer había sido San Valentín, y San Valentín fue el jueves pasado. "Si estas flores han llegado hasta tí", dice quien me lo envía, "es porque queremos invitarte a que estés con nosotros el martes a las doce, ya te diremos dónde".
¿Saben quién remite las flores? El Partido Socialista. El Partido Socialista Amoroso Espa-ñol, si se permite la broma. Han debido de enviar muchas flores y muchas tarjetas como ésta. Invitando a personas de todo signo y de diversos ámbitos a la presentación de la precampaña electoral de Pedro Sánchez. 'Él nos ha dicho que te llamemos'. El presi-dente híperpresente ejerce ya a todas horas de candidato electoral y quiere rodearse hoy de eso que se llama sociedad civil. Digo yo que irán los Javis.
Anoche se asomó Sánchez a la televisión pública. Para insistir en su argumentario de campaña: esto de que tanto las derechas como los independentistas son intratables y viven del agravio territorial. Él, en el centro. Entre los dos bandos equiparados en su aversión a las soluciones. Sostiene Sánchez que él con los partidos independentistas no ha negociado. Él lo que ha hecho es dialogar. Y al cabo de estos meses de diálogo que terminaron cuando salió a la luz lo de la mesa de partidos y el relator dice Sánchez que es que él ha comprobado que son ellos los que tienen pavor a dialogar.
Obsérvese que los votantes de los partidos independentistas han pasado a ser radicales en el discurso reciclado del candidato. Y obsérvese que cuando enumeraba anoche las propuestas que le ha hecho él al independentismo se cuidó de no mencionar ni la mesa de partidos nacionales ni el relator.
Un relato a medias y sin una sola palabra sobre el relator aquel que con tanto ahínco defendieron sus dos mujeres de confianza, Carmen Calvo y Adriana Lastra.
Este Sánchez reinventado es un presidente que habla de sus meses de gobierno como si hubieran sido una sucesión de consensos y acuerdos con todos los partidos. Le pregunta-ba Franganillo si volvería a pactar con los independentistas después de las elecciones y él decía, profeta de la concordia, que no cierra la puerta a nadie porque no puede haber cordones sanitarios.
Todos en el mismo plano siempre. Todos iguales. Independentistas que aspiran a tumbar la Constitución y defensores de la Constitución que niegan que la autodeterminación sea un derecho. Quién diría, escuchando a este Sánchez beatífico y bondadoso que predica el acuerdo entre diferentes y tiende la mano a Ciudadanos que es el mismo Sánchez que sitúa a Casado y Rivera en la nostalgia del franquismo —retroceder a hace cuarenta años, dice— y que celebra en la intimidad la ocurrencia de su ministra sobre la derecha trifálica.
El viceRivera de Ciudadanos, Villegas, se puso ayer en modo Scarlata O’Hara y, a las puertas de Tara proclamó que jamás volverán a pactar con Pedro Sánchez, a Dios pongo por testigo. 'Vade retro, Satanás'. El nuevo no-es-no viste naranja.
Hasta se le puso voz de Papa a Villegas al anunciar el exorcismo. A la próxima sesión de control acudirá Rivera con unos ajos y un crucifijo. No para contentar a Santiago Abas-cal —que lo del crucifijo o verá bien— sino para que todo el mundo vea lo ab-so-lu-ta-men-te imposible que es que Ciudadanos vuelva a acercarse nunca jamás, por nada del mundo, en ningún caso, a este PSOE. Ya ha aparcado Rivera el estribillo de que una cosa es el sanchismo y otra el PSOE de siempre. En tiempo de campaña, no hay barón que no se deshaga en alabanzas al joven líder.
Sobre esta decisión de Ciudadanos, tan comentada hoy en la prensa, un par de cosas:
· La primera, que no le hagan mucho caso. Rivera prometió no investir a Rajoy bajo nin-guna circunstancia unas semanas antes de investir a Rajoy.
Todo lo que se diga sobre pactos antes de la noche electoral caduca en cuanto se haya cerrado el escrutinio. Lo que revela es hasta qué punto tiene detectado C’s (acertada o equiocadamente) que lo que más moviliza hoy el voto no socialista es la animadversión a Sánchez. Sánchez como problema, como peligro público, como episodio terrible que no se debe repetir. Y también, que lo que más penaliza a C’s en su competición con el PP es la ambigüedad respecto a Sánchez.
· La segunda: que C’s, al entonar su no-es-no a Pedro, deja como única vía abierta, vi-va, a los pactos, la del PP. Con Vox dice que nunca pactará aunque ya sabemos que, en caso necesario, se ocupará de que sea el PP quien pacte para beneficiarse Rivera del efecto dominó. Con Podemos ya sabíamos que nunca pactaría. En realidad, tampoco ca-be sorprenderse tanto de que un partido explicite con quién no pactaría nunca. Es la norma general en la política española:
— El PSOE jamás pactará con el PP.
— El PP jamás pactará con el PSOE, con Podemos y con los independentistas.
— Podemos jamás pactará ni con el PP ni con Ciudadanos.
— Ciudadanos jamás pactará ni con el PSOE ni con Podemos ni con los indepen dentistas.
— Los independentistas jamás pactarán con el PP ni con Ciudadanos, o sea, igual que Podemos.
— Y el PNV pactará con todos dependiendo de cuánto estén dispuestos a pagar.
La geometría parlamentararia por negación está mucho más trabajada en España que la de la suma.
Les he dicho que el PSOE nunca pactaría con el PP (y viceversa) y tampoco es cierto del todo. Ahí tiene usted el intercambio de indultos al que estamos asistiendo en las comi-siones de investigación. Sánchez no tendrá que hablar de su tesis doctoral en el Senado. Rajoy no tendrá que hablar de Bárcenas en el Congreso. Casado no tendrá que hablar de masters en el Parlamento regional madrileño. La ex ministra Montón, tampoco. El chiste del dentista: no vamos a hacernos daño teniendo ambos unos cuantos prisioneros.
Y al final, el calendario: la negociación del gobierno coincidirá con la negociación de los ayuntamientos y los gobiernos autonómicos. Ya se ha ocupado C’s de no pillarse los de-dos del todo anunciando que con Sánchez no pactan pero con Page, con Vara, con Lam-bán, con Puig, no tendrían inconveniente en hacerlo. ¿Y con Francina Armengol.