"Tranquilos’’ gritan desde tierra en el Puerto de La Restinga a los migrantes que han sido rescatados, otra vez, en aguas cercanas a la isla canaria de El Hierro. No es un objetivo habitual en esta ruta Atlántica. Más bien residual. Pero, eso ha cambiado en las últimas dos semanas con la llegada de más de 3.000 migrantes, eso supera el 25% de la población de El Hierro. Los últimos 350 este jueves. Diez de ellos bebés. Muchos de los que llegan son menores no acompañados. En torno a 170 se encuentran actualmente en El Hierro.
Los adultos, permanecen poco tiempo porque son trasladados después a otras islas. Eso es desnudar un santo para vestir a otro. Demasiada presión y escasa ayuda. Eso reclama el Gobierno insular, algo más de lealtad institucional y menos mirar para otro lado en Madrid.
El presidente canario, Fernando Clavijo, ha denunciado el olvido del Gobierno central. Y no le faltan razones que justifiquen esa llamada de atención. Faltan efectivos, presupuesto, coordinación interministerial de todo lo necesario para frenar esta crisis migratoria y humanitaria que enfrenta ‘en solitario’ el archipiélago canario.
¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
El 28 de agosto de 1994 llegaba la primera patera a Canarias, el escenario fue Lanzarote y los dos ocupantes eran dos saharauis que partieron de la costa más próxima a la isla. Este fue el inicio de la llamada ruta canaria, desde ese momento nunca han dejado de llegar embarcaciones a Canarias.
Hablamos con Juan Carlos Lorenzo, representante de la Comisión Española de Ayuda al refugiado en Canarias (CEAR), que explica que esta "intensidad" sólo se vivió en 2020 y 2006. Pero, que este año más de 20.000 personas han llegado a las costas canarias y que los recursos están tensionados porque cada vez aparece más gente en un espacio de tiempo más corto.
Los recursos están sobredimensionados
"Los recursos están sobredimensionados tanto los del Ministerio del Interior como los del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones", afirma Lorenzo.
"Los servicios sanitarios en una isla como El Hierro hace que las atenciones a la población autóctona y a la migrante puedan verse fragilizadas", lamenta el representante de la Comisión Española de Ayuda al refugiado en Canarias.
Lorenzo comprende que se esté viviendo un momento de "gran intensidad", pero que el reto está en cómo se revisa la acogida en territorio peninsular, porque requiere "un punto de atención". "La realidad de los menores extranjeros no acompañados en España es una realidad muy compleja y no está siendo nada fácil de gestionar".
Añade que la situación de los menores es "uno de los elementos de mayor vulnerabilidad que puede haber". "Un niño o niña tiene que recibir un tratamiento educativo, integrador y social distinto y más cercano". Defiende que los menores necesitan este sistema de protección y que es complicado "desde el punto de vista de recursos". "Canarias tiene precarizada esa capacidad para poder hacerlo de ahí las reivindicaciones reiteradas del Gobierno canario", concluye.
