Al hablar de grandes escritores contemporáneos, pocos nombres más ilustres se nos ocurren que el de Eduardo Mendoza: el novelista, que saltó a la fama con el arrollador éxito de la influyente "La verdad sobre el Caso Savolta", ha recibido toda clase de reconocimientos a lo largo de su carrera, destacando entre ellos el Premio Cervantes que le fue concedido en el año 2016.
A sus 81 años de edad, el escritor acaba de publicar otra novela después de haberse decidido a no publicar más novelas. Se trata de "Tres enigmas para la organización", una cómica aventura ambientada en Barcelona protagonizada por los variopintos miembros de una asociación gubernamental secreta.
Una novela que no iba a existir
"La necesidad de escribir siempre la he tenido. Porque no sé qué hacer todo el día si no escribo", ha explicado el escritor, que afirma que, sin embargo, había decido jubilarse y dejar de escribir novelas. Mendoza ha explicado a Julia Otero que, incluso, había anunciado a la editorial que no esperaran más libros de este género por su parte, si bien el escritor acabó regresando a la literatura.
"A escondidas me puse a escribir y me divertía yo solo", afirma el escritor, que confiesa que al pensar que no iba a publicar la obra se sintió más liberado a la hora de afrontar este lanzamiento. Mendoza ha sintetizado así el proceso de escritura de este reciente lanzamiento: "Lo hago para entretenerme yo, y me he entretenido".
En su entrevista, el autor ha confesado que se sorprendió con la longitud final de la novela: "Pensaba que era una novela de 150 páginas", explica el autor de "Tres enigmas para la Organización", que se extiende a lo largo de 400 páginas. Este hecho no es sorprendente, pues el escritor admite lanzarse a escribir sin preparación previa: "No sé en cada párrafo con lo que va a pasar en el siguiente", explica el escritor, que se siente orgulloso de esta novela, ya que está divirtiendo a muchos lectores: "Me he divertido", explica el autor, "yo creo que eso, de alguna manera, se contagia",
En su entrevista, Julia Otero ha preguntado a Mendoza sobre la fecha en la que se sitúa la obra, el año 2022, y ha destacado la falta de referencias a la pandemia de Covid y el Procés: "Ha pasado el procés y el covid, no quiero hablar de estos temas", ha explicado el autor de "Sin noticias de Gurb".
El dilema de las novelas póstumas
Otero también ha hecho referencia a uno de los lanzamientos más esperados del año: la novela póstuma de Gabriel García Márquez "En agosto nos vemos", que los hijos del autor han decidido editar. Sobre el dilema de si es legítimo o no publicar este tipo de obras sin el permiso de autores fallecidos, Mendoza no tiene una opinión clara: "En algunos casos se publican cosas y piensas: 'pobre, no le hicieron ningún favor', ha declarado el escritor que, sin embargo, ha puesto en valor casos como el de Franz Kafka.
¿Posee Mendoza novelas inéditas guardadas en un cajón? "Muy poca cosa, pero algo debe tener", explica el autor, que afirma que en ocasiones almacena proyectos y obras inacabadas a los que regresa para tomar inspiración. "Hay una edad en la que tiene que empezar a liquidar cosas", explica el novelista, que afirma que no dejará preparada ninguna novela póstuma: "No hará falta encargo, porque no habrá nada".
La influencia de los tebeos
Julia Otero ha encontrado un espíritu similar en la novela de Mendoza y en los tebeos de Mortadelo y Filemón, y Mendoza es consciente de estas referencias: "Yo creo que tanto Ibáñez como yo hemos bebido de las mismas fuentes", afirma el autor, que no descubrió hasta terminar la novela que estaba recibiendo la inspiración de los tebeos de Bruguera de su juventud-
"Cuando uno no piensa una cosa, es precisamente lo que más le influye", ha declarado el escritor, que añade que en su madurez ha recordado estas lecturas de la infancia: "Yo he debido recuperar un poco los cómics de Bruguera que leía en el colegio"
El destino de las ciudades bonitas
En la entrevista con Julia Otero, también ha habido tiempo para reflexionar sobre la muerte y para repasar la trayectoria del escritor, que ejerció como abogado e intérprete en las Naciones Unidas. A pesar de haber residido en Nueva York, Mendoza vive en Barcelona, ciudad en la que ambiente su última novela.
En su conversación con Julia, Mendoza se ha lamentado de la gentrificación y turistificación de la Ciudad Condal: "Los barceloneses nos vamos yendo cada vez más lejos de la ciudad", afirma el autor, que asevera: "Es el destino de las ciudades bonitas: las ciudades feas no tienen ese problema".
