UN DESTINO POCO CONOCIDO

Guía para un primer viaje a Brasil

Enrique Domínguez Uceta nos lleva hasta el otro lado del Atlántico para asomarnos a Brasil, un territorio enorme, y muy poco visitado todavía por los españoles.

Enrique Domínguez Uceta

Brasil | 13.05.2023 14:42

Brasil es un destino descomunal por interés y por diversidad, porque parece que tiene de todo lo que solemos buscar en los viajes, desde playas maravillosas para las vacaciones, con mucho ritmo y mucha música; hasta las selvas más impresionantes de América en torno al Amazonas, y un gran despliegue de temas culturales, desde la literatura a la música y la gastronomía. El país resulta espectacular y hay que ir conociéndolo poco a poco, sin prisas y por partes, porque recorrerlo en un solo viaje es un desafío demasiado grande. Los datos son importantes, nos sirven para recordar que Brasil ocupa medio continente sudamericano, es un verdadero gigante, en el que viven 220 millones de personas, y que el país tiene una personalidad propia, diferente al resto de Sudamérica, no sólo en la lengua, también en su música, en su literatura, en sus comidas, en sus paisajes y en su mestizaje, en su cultura multiracial de influencias europeas y africanas, con muchos habitantes descendientes de esclavos africanos que y protagonizan gran parte de la cultura brasileña, aunque comparten la pasión por el futbol con el resto de Sudamérica.

Brasil, un país de grandes nombres

Los grandes nombres son Río, São Paulo, Iguazú y Amazonia. Quizá después aparezcan Salvador de Bahía, Brasilia, Niemeyer y los políticos, de Bolsonaro y Lula da Silva, el actual presidente, además de los futbolistas, ahora con Vinicius Junior a la cabeza del talento inagotable que surge en el país de Pelé. Pero, para muchos viajeros, Brasil representa playas de ensueño, porque tiene un litoral, una costa atlántica, de nada menos que siete mil kilómetros, que es la misma distancia que hay de España a Brasil volando sobre el Atlántico, o la que nos separa de Canadá o de Mongolia. Una barbaridad de playas cálidas, porque muchas están en torno al ecuador y entre el ecuador y el trópico de Capricornio. Si seguimos la costa de norte a sur podemos ver cosas muy distintas, porque en el norte hay zonas áridas, como las altas dunas de Jericoacoara, semejantes a las del entorno de la ciudad de Fortaleza, luego se llega a Pernambuco, donde está Porto de Galinhas, con sus piscinas naturales en el mar, que es la puerta para el archipiélago Fernando de Noronha, que es una maravilla natural de Brasil, Patrimonio de la Humanidad. Muy recomendable también Maragogi, conocido como el Caribe brasileño. En Bahía están las playas de Itacaré. Búzios es el Saint-Tropez brasileño, y en el sur hay otro Patrimonio Mundial en la costa que va de Angra dos Reis a Paraty y la vecina Ilha Grande, que es precioso, donde conviven culturas indígenas, africanas y la caiçara de los colonos. Al sur de São Paulo, te puedes bañar en Ilhabella, en un parque natural selvático, o seguir hasta las bellas playas de Florianópolis. Hay mucho para elegir, pero siempre son playas de los brasileños, con su manera de vivir y disfrutar.

Brasil es un lugar con imponente arquitectura
Brasil es un lugar con imponente arquitectura | Pexels Washington Oliveira

Ruta por las grandes ciudades brasileñas

El país se construyó desde la costa y sigue teniendo en el interior las grandes regiones menos pobladas, la Amazonia más selvática, los grandes bosques de Mato Grosso y el Pantanal salvaje. Pero en la costa nació el país tras la llegada de los portugueses, en el puerto de Salvador de Bahía, por el que también entraron la mayoría de los esclavos africanos, y hoy es una ciudad fascinante, con el bello barrio antiguo de Pelourinho que mezcla arquitectura colonial, templos barrocos y centros de cultura africana, de su religión y de su música y sus danzas, como la capoeira, y de la exuberante cocina que fusionó sabores de América, Europa y África. Pero si hay que ordenar el país por las ciudades de la costa en el norte, mirando a Europa y el norte de África, están Belén, São Luís y Natal. En el centro, mirando a África Ecuatorial, están Recife y Salvador de Bahía, y ya en el sur las megaciudades de Río de Janeiro y São Paulo, además de Curitiba y Porto Alegre, ya cerca de Uruguay. Río de Janeiro es única porque tiene todo, la belleza natural de un luga que suma playas, montes, ciudad y selva, y es famosa por la samba, el carnaval y el monte Corcovado con la imagen de Cristo Redentor, y por la playa de Ipanema y sus garotas y que fue capital del país.

Brasilia, una ciudad de diseño

Es un caso casi infrecuente de capital hecha desde cero, con el propósito de expresar el potencial de Brasil y su apuesta por la modernidad y el futuro. La hicieron nueva y se la encargaron a un genio, a Oscar Niemeyer, que ideó una ciudad nunca vista de formas puras y simples. Hoy se pueden ver los bellos edificios del palacio de Alvorada, del Congreso Nacional o de la originalísima y hermosa Catedral Metropolitana. Pero aún nos queda otra capital, aunque esta no es política, es financiera, la ciudad del dinero y los negocios, São Paulo, que reúne en su entorno 21 millones de habitantes, y que es muy disfrutona, porque hay trabajo, hay dinero y lugares donde gastarlo, sobre todo comiendo en cualquiera de sus 15.000 restaurantes de 60 tipos de cocinas diferentes. São Paulo es peculiar, porque fueron los emigrantes italianos los que dieron carácter a sus hitos culturales, como el Museo de Arte Contemporáneo, y protagonizan su cocina.

Brasil desde la costa
Brasil desde la costa | Pexels - Florencia Potter

Sitios Patrimonio de la Humanidad

La mayor parte de los sitios reconocidos por la UNESCO seguramente no son conocidos. Por su arquitectura colonial están en la lista Salvador, Olinda, Diamantina, San Luís del Maranhão, Goiás Viejo, pero quizá sea Ouro Preto el de mayor interés por su conjunto de arquitectura barroca surgida en el siglo XVIII tras el hallazgo de oro. La naturaleza impresiona en el interior del país, en torno al Amazonas y sus selvas impenetrables, a las que nos podemos asomar navegando en el río y conociendo Manaos, donde el Teatro Amazonas recuerda la riqueza que llegó con el alto precio del caucho que sacaban de la selva. Hay un barco que hace cruceros de calidad por el Amazonas, y otros barcos navegan en el suroeste de Brasil, por el extenso mar de agua dulce del Pantanal, que es el mayor humedal del mundo. Y en el sur se encuentran las cataratas de Iguazú, una obra maestra de la naturaleza. Al recorrer el país se disfruta su cocina, pescados, mariscos, guisos deliciosos como la moqueca, de pescado con leche de coco y cilantro. Del Medio Oeste proceden las estupendas carnes que sirven en los rodizios. Ahora, los productos de la Amazonia son la base de nuevas cocinas brasileñas y peruanas.