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Esauira, la ciudad marroquí que querrás visitar

Esauira es un remanso de paz, santuario de los amantes del surf y del kitesurf y de los zocos, de la ebanistería, de los cafés al aire libre, de los artistas, y los orfebres. La recorremos con Irene González en Gente viajera.

Irene González

Esauira (Marruecos) | 13.05.2023 14:36

Esta ciudad, que tiene unos 80.000 habitantes y está a los pies del Atlántico, ha hechizado a Ridley Scott, a Orson Wells, Frank Zappa, a Jimmy Hendrix. Un destino que lo tiene todo: en playas, en belleza y en ambiente, con su mezcla perfecta de tradiciones y modernidad. La actual Essaouira fue la legendaria Mogador, por donde pasaron los fenicios, los romanos, los mauritanos, los cartagineses, los portugueses, los franceses, los árabes y las tribus bereberes, así que fíjate qué conglomerado de cultura y de comercio tiene. Aquí el rey Juba II, el famoso constructor de la desconocida ciudad de Volubilis desarrolló una potente industria de salazón, y del púrpura, un tinte natural de tono rojizo muy apreciado sobre todo por los fenicios. El púrpura lo fabricaban con las glándulas mucosas de un molusco que se llama murex. Y en la antigüedad, las telas teñidas con este pigmento tenían una gran importancia cultural, económica y social, y se consideraba un signo de estatus social muy alto. El color púrpura tuvo en tiempos mucha importancia porque era símbolo de poder, por lo que era muy apreciado por la aristocracia. Pero cuando llegó el Protectorado Francés en 1912, Essaouira perdió bastante importancia comercial, porque gran parte de su actividad se desvió al puerto de Casablanca. Pero aun así, la antigua Mogador mantuvo su importante patrimonio cultural e histórico intacto, así que hace 22 años la UNESCO declaró su medina, lo que es nuestro casco histórico, Patrimonio de la Humanidad. Así que como ahora hay vuelo directo desde Madrid operado por Ryanair.

Recorriendo el zoco de Esauira

En esta ciudad marroquí se nota que su mundo gira entorno a la pesca, a la madera, a la joyería y a la música. Para empezar hay que disfrutar de su muralla que está llena de atalayas, torres y bastiones con cañones que apuntan hacia el mar. Son tan imponentes que parecen parte del decorado para hacerte una foto, pero no hace ni tres siglos, fueron la mejor arma para repeler el ataque de los piratas berberiscos y sobre todo del temido Capitán Drake, que se agazapaba en las ensenadas cercanas y esperaba la llegada de los navíos procedentes de Europa para asaltarlos. Se puede entrar a la antigua Mogador por cualquiera de sus cuatro puertas de la muralla, y una vez que estamos en la medina, hay que perderse por sus estrechas calles. La Plaza Moulay Hassan es el corazón de la ciudad, y está rodeada de pequeños cafés donde recomiendo tomar una cerveza Casablanca bien fresquita por un euro, o un té a la menta, y observar el pausado vaivén de los viandantes. Irene González recomienda a los oyentes que empiecen a perderse desde la Plaza Moulay Hassan para llegar a los pequeños comercios de orfebres, de artesanos y de escultores. Y que disfruten de su bullicio multicolor que alterna espléndidas mansiones de antiguos cónsules, edificaciones ocres, casas blancas, y señoriales riads -que son antiguos palacios convertidos en hotelitos boutiques-, con los talleres y las galerías de arte. Y por supuesto, que recorran con tranquilidad su mágico y exótico zoco, donde la fragancia de las especias, y los aromas de la madera de tuya que embriaga y que los ebanistas transforman en todo tipo de objetos. La madera de tuya tiene un precioso rojo oscuro con vetas doradas, y un olor intenso muy agradable y desde la antigüedad se trabaja en exclusiva en Essaouira. Lo mismo que las joyas de plata, que son famosas por su calidad, su finura y gran creatividad, y hoy se elaboran tal y como lo hacían los joyeros judíos en el siglo XVIII. Y por supuesto que no se pierdan el color de sus especias, y la creatividad de los tejidos y de las alfombras que se amontonan en los tenderetes del zoco, y que son todo. También es imprescindible asomarse al Museo de historia Sidi Mohammed Benabdallah, que lleva el nombre del fundador de la ciudad y que está ubicado en una preciosa mansión del siglo XIX.

La historia de la mítica Mogador

Allí se encuentra, en el exterior de la muralla y custodiado por dos torres defensivas, hay que cruzar los imponentes bastiones defensivos que rodean Essaouira y su larguísimo paseo marítimo. Este puerto fue muy importante cuando Essaouira era Mogador y estaba en manos de los portugueses que la convirtieron en el primer puerto comercial y militar de la costa atlántica africana, allá por el siglo XV. La puerta más cercana al puerto es la Bab el Minzah, de 1730 y pegada a la puerta se encuentra la Lonja y la Torre de la Skala, a la que se puede subir y contemplar una preciosa vista del puerto, de la ciudad y de las islas Purpúreas, donde destaca la antigua prisión abandonada que hoy es una reserva de aves. A primera hora de la mañana el puerto es un espectáculo increíble porque entre la neblina ves llegar las pequeñas embarcaciones azules rodeadas por una nube de gaviotas. El olor a pescado es muy fuerte, pero es una gozada contemplar el trajinar de los pescadores mientras acuden a la Lonja, cosen redes y achican el agua de las embarcaciones. También te digo que es un mundo de hombres donde solo las mujeres acuden para recibir la llamada “parte del ausente”, que es una pequeña cantidad de pescado que se da a las viudas y a las esposas de pescadores que están enfermos. Y sin duda, uno de los placeres del puerto es su parrillada de sardinas recién pescadas y que sirven sobre mesas de plástico, al pie de un fortín portugués del XV entre redes, nansas y barcos que están siendo calafateados. Así que disfrutar de un amanecer, o de una tarde noche en el puerto es obligado.

Esauira, un destino de playa

La playa de Essaouira es famosa por sus olas, así que es la meca del surf y windsurf. También es un buen lugar para tomar el sol y relajarse. Una de las más conocidas es la playa de Essaouira, conocida como playa de la Scala. Esta playa es muy popular por su extensión de arena fina, porque está muy cerca del centro y porque casi siempre hay viento, así que es perfecta para practicar deportes acuáticos. Otra muy apetecible es la playa de Sidi Kaouki, a unos 25 km al sur de Essaouira. Está muy poco concurrida, es muy amplia y tiene muchas dunas y acantilados que le dan un aspecto salvaje y espectacular. Y al norte de la ciudad está la playa de Moulay Bouzerktoun, las más apreciada por los amantes del windsurf y el kitesurf debido a sus fuertes vientos. En esta playa está el Magic Fun Center donde se pueden alquilar tablas y aprender a surfear con monitores expertos.