La Policía Nacional ha detenido a una pareja en Zaragoza por presunto maltrato a su hija de cuatro meses. Fue el padre, Edison T. L., de 37 años, quien llevó a la bebé a urgencias del Hospital Clínico la noche del 13 de abril. Indicó que la pequeña, que se llama Edith, se encontraba mal porque había vomitado mientras le daba el biberón.
Los doctores que la atendieron vieron rápidamente que el estado de la niña era preocupante. Estaba sin ningún tono muscular,arreactiva, con las pupilas dilatadas y con una respiración espontánea superficial.
Se le practicó un TAC craneal que mostró que tenía varios focos hemorrágicos. Además, revelaba síntomas compatibles con el llamado 'síndrome del lactante zarandeado' en varias zonas de la cabeza y en las retinas de los dos ojos.
El padre, inicialmente, la llevó al Hospital Clínico, y la criatura fue derivada al Hospital Materno Infantil del Miguel Servet para ingresarla. Los servicios sanitarios de los dos hospitales enviaron sendos partes al juzgado, que comunicó los hechos a la Policía Nacional.
La madre está en libertad provisional
La investigación ha dado como resultado la detención y puesta en prisión provisional del padre de la menor como presunto autor de las lesiones de la niña. La noche que la llevó al hospital, el hombre contó que estaba cuidando de la niña porque la madre se había ido a Barcelona para hacer unas gestiones.
La madre validó la historia, y explicó que se había ido a la capital catalana el día 12 y que al día siguiente por la noche recibió la llamada de su pareja contándole que había ingresado a la niña en el hospital. La mañana del 14 volvió a Zaragoza para estar con su hija.
Aunque es la única persona que podría aclarar lo ocurrido, el padre se negó a declarar ante la Policía. Por este motivo y con el fin de evitar la fuga del hombre, lo han enviado a prisión de forma preventiva. La madre también fue detenida en un primer momento, pero ha obtenido la libertad provisional.
¿Qué es el síndrome del lactante zarandeado?
Se trata de un síndrome que se presenta después de mover un bebé bruscamente y provoca lesiones cerebrales y oculares que tienen que ver con los movimientos de aceleración y desaceleración de la cabeza.
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No existe ninguna predisposición por parte del niño o niña a padecer la afección, así que es un problema que se da a raíz del maltrato. Contra más pequeño sea el menor, más daños se pueden causar. Es decir, afecta más a un bebé de un año, que a un niño de tres.
