Nos encontramos en medio del verano, en esta época el cuerpo se enfrenta a unas altas temperaturas que trata de combatir para lograr conseguir una temperatura corporal adecuada, que debe estar entre los 36 y 37 grados. De la manera en la que se combatan estas temperaturas puede ser determinante sobre los los efectos que puede llegar a sufrir tu cuerpo.
El calor hace que los vasos sanguíneos se expandan (dilaten), haciendo que el líquido corporal fluya hacia las piernas debido a la gravedad, lo que causa presión arterial baja y puede dar lugar a un desmayo. La deshidratación además, es sin duda uno de los grandes propulsores de este tipo de episodios, que hace que aumente el riesgo térmico.
Cuando se produce una lipotimia, se experimenta un decaimiento, mareo o pérdida de conciencia, incluso una bajada importante de tensión. Se trata de una situación de presíncope, es decir, un desmayo transitorio a causa del calor o producido por enfermedades cardiovasculares si se padeciesen. En este caso, lo que debemos hacer es sentarnos en un sitio fresco y elevar las piernas, ingerir mucha agua y evitar las bebidas azucaradas que aumentan la eliminación de líquidos. La recuperación es rápida una vez que la persona se acuesta en un ambiente fresco.
La lipotimia, por tanto, se trata de falta de oxígeno en el cerebro, que puede derivar en un desmayo repentino. Aunque se da por el calor, provocando una bajada repentina de la tensión, los ataques de ansiedad o el dolor extremo también pueden provocar esta pérdida de consciencia. El riesgo de una persona de sufrir una lipotimia térmica aumenta cuando la persona no se ha aclimatado a un ambiente caluroso y resiente el cambio. La lipotimia por el calor a veces es un síntoma de un problema del sistema nervioso, metabólico o cardiovascular que necesita una evaluación médica.
En el caso de un golpe de calor se trata de un episodio más grave causado por un aumento de la temperatura corporal en más de 40 grados y entre sus síntomas están las alteraciones de la conciencia, los calambres o desmayos y dificultad para el habla. La situación más grave se produce cuando el cuerpo es incapaz de sudar y no puede regular la temperatura, lo que se denomina 'anhidrosis' y afecta especialmente a niños menores de 4 años, jóvenes con enfermedades crónicas o ancianos. También puede afectar a deportistas que hacen ejercicio en horas inadecuadas o trabajadores al aire libre.
