La exmilitante socialista Leire Díez ha sido protagonista de una intensa jornada mediática tras su comparecencia pública donde además de negar cualquier vínculo con el Gobierno más allá de su extinta afiliación, la "fontanera" ha sido sorprendida por la aparición del empresario Víctor de Aldama que ha pedido explicaciones por las supuestas "amenazas" hacia su persona según los audios filtrados en las últimas semanas.
Díez posteriormente acudió a un coloquio televisivo donde aseguró que es la primera vez que veía al imputado. "A Aldama no le conozco, es la primera vez que le he visto en mi vida", expresó.
La "fontanera" prosigue en su negativa
En una entrevista con el canal Cuatro, la exdirigente socialista fue interrogada sobre los audios y las acusaciones vertidas en su contra. Díez insistió en que nunca actuó en nombre del PSOE y que su labor era estrictamente periodística.
"Mi trabajo es mi trabajo y no lo he hecho en representación de nadie ni por encargo de nadie", reiteró, desvinculando sus gestiones de cualquier instrucción por parte del PSOE.
Sobre las supuestas negociaciones con la Abogacía del Estado y la Fiscalía, y por su interés en desacreditar al coronel Balas, jefe de la UCO, la "fontanera" negó cualquier motivación y defendió la honorabilidad del coronel: "A día de hoy el coronel Balas está limpio como una patena porque nadie ha podido demostrar cosas".
Una polémica que persigue al PSOE desde hace semanas
La controversia comenzó cuando se hicieron públicos varios audios en los que Díez, identificada por algunos medios y rivales políticos como la presunta 'fontanera' del PSOE, solicitaba información sensible sobre Balas. Según su versión, estas gestiones formaban parte de un trabajo de investigación periodística para un libro sobre las denominadas 'cloacas del Estado', y no respondían a ningún encargo del partido ni de terceros.
La situación se tensó aún más durante su comparecencia matinal ante la prensa, cuando el comisionista Víctor de Aldama irrumpió en la sala acusándola de mentir y de ser una "sinvergüenza", lo que obligó a Díez a abandonar el lugar escoltada. La escena fue calificada por distintos actores políticos como "esperpéntica" y ha generado reacciones en todo el espectro parlamentario, desde peticiones de explicaciones al Gobierno hasta la solicitud de comparecencias en el Congreso.
