Hoy venía pensandon en… que hubo un tiempo en que visitar el Bernabéu era otra cosa.
Porque sí, hubo un tiempo en que el Valencia peleaba de tú a tú, codo con codo con el Real Madrid. Hubo un tiempo en el que el querido Jaime Ortí se quejaba, Ushiro Nage mediante, de que era imposible ganar en el Bernabéu. Hubo un tiempo en que visitar ese estadio significaba tratar de adelantar a los galácticos madridistas para quedar campeones. Hubo un tiempo…
Ya no. Hoy visitar el Bernabéu es sinónimo de miedo y de urgencia. Miedo a hacer el ridículo y urgencia por la necesidad ante el sufrimiento de pelear por no descender. Así ha cambiado el cuento. Hoy desde la capital no nos ven como rival sino como víctima posible. Ya no les asustamos pese a la victoria de la pasada temporada. Y ya ni tan siquiera hacen falta árbitros que se inventen llaves de judo inexistentes.
Lo de mañana va a ser una batalla distinta pero muy importante. Después de tres derrotas frente a Oviedo, Girona y Villarreal y un empate ante el Alavés el Valencia ha vuelto a caer una vez más a puestos de descenso. No sacar nada positivo mañana no solo aumentaría las dudas sino que mermaría la confianza en Corberán y su equipo hasta límites insospechados.
Desde su última visita al Bernabéu donde se consiguió la victoria, el Valencia solo ha sumado un triunfo lejos de Mestalla, ante la UD Las Palmas. El dato es demoledor: 7 partidos con cuatro derrotas y tres empates. Pero si vamos más allá aún es peor: con Corberán se han jugado 15 partidos a domicilio con solo 2 victorias, 8 empates y 5 derrotas. Nada de esto invita a ser optimistas para el partido de mañana en el Benabéu. Aunque también os digo una cosa… visto lo visto… da igual que se llame Real Madrid o cualquier otro equipo…

