Esther Sebastián-González, del departamento de Biología Aplicada

Una investigadora de la UMH de Elche participa en un estudio internacional que demuestra que los loros tiran la comida al suelo de manera intencionada

Posiblemente lo hace para mejorar la calidad y cantidad de los frutos y semillas de los árboles

David Alberola García

Elche | 25.11.2019 11:14

Un loro comiendo un cacahuete.
Un loro comiendo un cacahuete. | Pixabay

Los loros no son tan despistados como se cree por su inexplicable hábito de desperdiciar una parte de la comida que cogen ya que este acto aparentemente sin sentido en realidad es intencionado y busca posiblemente mejorar la calidad y cantidad de los frutos y semillas de los árboles.

Esta sorprendente conclusión, que echa por tierra la etiqueta generalizada de poco hábiles en el manejo de la comida, proviene de un estudio firmado por una decena de biólogos de España, Bolivia y Brasil, del que acaba de hacerse eco el prestigioso periódico New York Times y la radio BBC porque resuelve el misterio y, además, revela el valioso papel que los loros desempeñan en la biodiversidad.

Esto es así porque también se ha comprobado que los frutos que arrojan con aparente descuido al suelo ya sea intactos o a medio abrir sirven de alimento a otras especies incapaces de subir a las ramas y que, de otro modo, no tendrían acceso a esos nutrientes.

Se añade que estas semillas lanzadas al suelo acaban dispersándose, lo que ayuda a aumentar la posibilidad de que germinen, ha explicado en una entrevista concedida a la Agencia Efe una de las autoras del trabajo, Esther Sebastián-González, del departamento de Biología Aplicada de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche.

La investigación se ha desarrollado durante una década en Europa, Asia, América y África con 6.253 observaciones de 103 tipos de loros (el 30% de los que hay) y tras 37.612 kilómetros recorridos en seguimientos.

Por primera vez en la literatura científica, se ha cuantificado cuántas bayas, moras, dátiles y otras muchas frutas, como mangos, manejan habitualmente entre sus garras y pico, y se ha determinado que sueltan el 11,8 por ciento de las frutas y hasta el 14,6 de las semillas.

Los biólogos han observado que sistemáticamente "desperdician" más frutos verdes (con menos azúcar y menos aporte de energía) y que dejan caer menos en la época de reproducción (cuando tienen pollos y tienen más necesidad nutricional).

Estos aspectos se basan en que "los loros pueden manejar el concepto de futuro" y llegan a "planear" una mejor alimentación mediante esta actividad que los expertos denominan 'jardineo', que consiste en una especie de poda por la que cortan los frutos todavía verdes para mejorar la calidad de los que quedan y, a la vez, propiciar que se alargue el periodo de producción del árbol.

"No son tan despistados como se creía hasta ahora porque hay una parte de los frutos y semillas que, claramente, tiran con intención. Si no fuera así, no podrían cambiar de comportamiento en la época de reproducción ni discernir si cae una fruta más o menos verde", ha relatado Sebastián-González.

De esta manera, "hasta ahora se pensaba que los loros eran depredadores de semillas y frutas y poco más" mientras que desde ahora se sabe que tienen "una función mucho más importante al seleccionar su alimento para lograr más y por más tiempo", además de facilitar nutrientes a otros animales y dispersar las semillas.

Junto a Sebastián-González de la UMH de Elche han participado especialistas del la Estación Biológica de Doñana, del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, de la Fundación de Investigación y Conservación del Loro de Bolivia y de la Universidad de Alberta (Canadá).

Se ha trabajado con loros de todo el mundo y en España se ha estudiado los del parque del Oeste, el río Jarama, Aravaca y Arganda del Rey (Madrid), los parques de la Alameda y Amate, la isla de la Cartuja y la avenida de las Palmeras (Sevilla) y cerca del jardín Botánico y de las plazas del Decanato y del Charco (Tenerife).