El Atlético de Madrid llegaba a Oporto jugándose la existencia en la Champions League dependiendo del partido entre el Livepool y Milan. Una derrota suya o una victoria del Milan dejaba a los de Simeone fuera de Europa.
No empezaba de la mejor manera el partido para los colchoneros, no encontraban su sitio en el terreno de juego y el Oporto fabricaba sus primeras ocasiones. A esto se sumaba la lesión de Luis Suárez en el minuto 12. El delantero uruguayo se retiraba del verde entre lágrimas.
Fue Antoine Griezmann quien tuvo la primera ocasión clara, a puerta vacía, para adelantar a su equipo. El francés no aprovechó la oportunidad y Llorente tampoco lo hizo en el posterior rechace. A partir de este momento, el equipo de Simeone desapareció del partido y solo el Oporto generaba peligro sobre la portería de Oblak.
Oblak mantiene al Atlético en Champions
El portero esloveno salvó en dos goles en contra en la primera parte y otras dos en la segunda tras el descanso. Tras varios sustos, el Atlético aprovechó una jugada a balón parado para adelantarse en el marcador. Un córner que llegó a los pies de un Griezmann sin marca en el segundo palo.
A partir de entonces el partido se fue de madre y la polémica y las malas conductas de los jugadores fueron las protagonistas. Carrasco fue el primer expulsado por una agresión a un jugador rival. Pero la cosa no quedaba ahí, fue en la siguiente jugada cuando Wendell hizo lo propio y también vio la tarjeta roja. Mientras tanto el Liverpool ganaba en Milán y favorecía la clasificación de los colchoneros.
Finalmente, los rojiblancos consiguieron ampliar la ventaja en el marcador con otros dos goles de Correo y Rodrigo de Paul para certificar el pase a los octavos de final. Engañoso resultados de una sufrida victoria del Atlético de Madrid que estuvo contra las cuerdas en gran parte del encuentro. El Oporto maquilló el resultado con un tanto final de penalti.
