Explotación Laboral

La Policía Nacional ha detenido a dos empresarios en Bilbao por explotar a personas sin permiso de residencia ni trabajo. Recibían 200€ por trabajar todos los días de la semana en una empresa textil.

Se trata de una exposición itinerante sobre la experiencia de las mujeres supervivientes de la trata con fines de explotación sexual A través de este proyecto fotográfico se pretende visibilizar y sensibilizar ante la situación de abuso y explotación padecida por tantas personas.

La Policía Nacional ha detenido en Donostia a tres personas por defraudar más de 80.000 euros a la Seguridad Social y explotar laboralmente a 21 trabajadores en dos restaurantes de la Parte Vieja. Trabajaban de lunes a domingo doce horas diarias.

Formaban una organización criminal asentada en Madrigueras que ofrecía contratos laborales falsos a personas en situación irregular a cambio de pagos de hasta 12.000 euros por trabajar en explotaciones agrícolas.

Entre los trabajadores, se encontraba una joven madre junto a su bebé de once meses. Las víctimas estaban encerrados bajo llave y trabajaban en "condiciones insalubres".

Lejos de disminuir, se está incrementando los casos de explotación laboral en Aragón. Sólo en los primeros nueve meses de 2022, en Aragón se han detectado 36 casos con 62 víctimas. Conocemos el caso de Sandra (nombre ficticio).

En el marco del Día Europeo contra la Trata de Seres Humanos, que se celebra este martes, UGT ha advertido del incremento de la explotación laboral en Aragón.

Los dos detenidos regentaban dos fincas de animales destinados al consumo humano con numerosas deficiencias de higiene y cuidado. Se detectaron, incluso, animales vivos conviviendo con otros muertos

En otra empresa, de Callosa de Segura, 16 extranjeros trabajaban entre 18 y 20 horas

Los detenidos se dedicaban a recoger a los trabajadores en distintos puntos de la capital para luego acercarlos a las fincas donde realizaban, casi siempre, tareas agrícolas. Las condiciones de las jornadas de trabajo eran extremadamente precarias, ya que las víctimas desconocían la duración de la jornada laboral, y por supuesto, no contaban con ningún tipo de seguridad jurídica