Con Javier Cancho

Punta Norte: Sobre la recurrente necesidad de recomenzar

Los adolescentes, que están a punto de ser adultos, es curioso como ven a los que ya lo somos. Nos miran con ese sentido crítico, tan puntiagudo, porque viendo lo que no les gusta se plantean cómo evitarlo.

Javier Cancho

| 20.09.2020 11:59

Javier Cancho asegura que los adolescentes perciben lo que se les viene encima al convertirse en adultos y se plantean cómo evitarlo. Es un sentimiento ambivalente de temor y deseo. Quieren ser mayores pero reconociendo también en ese deseo la coexistencia de algunos miedos que son temores más que fundados. Saben que se acercan a un periodo de sus vidas en el que sus decisiones serán más autónomas, estarán menos tuteladas, pero -al mismo tiempo- serán decisiones que probablemente terminarán resultando determinantes para el resto de sus vidas. Para los que emprenden la edad adulta llega el momento de la acción; pero, para la acción, claro, se requiere una dirección. Un camino.

Esa dirección emancipada de los padres, de la familia, sigue -sin embargo- condicionada por la presión social. Es decir, no somos tan independientes como nos creemos. No lo somos. De hecho, existe algo llamado la necesidad de aprobación. Esa es una necesidad que está muy presente en la adolescencia y que puede prolongarse durante toda una vida en las vidas de millones de personas. Pienso, Jaime, que a esta hora de la mañana de este domingo 20 de septiembre del 2020, camino del mediodía, sin prisas... me parece que éste puede ser un momento idóneo para que ustedes -si quieren- se pregunten a sí mismos con absoluta intimidad, con total libertad, en un diálogo interior…se pregunten hasta qué punto necesitan de la aprobación exterior. Como seres sociales que somos, hasta dónde llega la influencia de los otros en ustedes mismos.

Cuánta necesidad de aprobación tienen. O yendo más allá: qué capacidad tenemos para darnos cuenta de que la opinión de los demás, de esos que forman nuestros entornos, la opinión de esos que nos importan -de un modo u otro, por razones afectivas, sociales, profesionales-... qué capacidad tenemos para darnos cuenta de que esas opiniones son criterios que en realidad también están influidos por otros. ¿Somos conscientes de que la opinión de los demás es voluble, es anónima y resulta -en ocasiones- interesada? ¿Lo hemos pensado? Yo diría, Jaime, que ocurre demasiado y nos pasa a casi todos: el ruido exterior no nos permite escuchar nuestra propia voz, nuestra voz más profunda, nuestra voz interior.