Este sábado 5 de junio, se cumplen 124 años del nacimiento de Federico García Lorca, una de las figuras literarias más importantes de la historia española y del mundo. Poeta en Nueva York, de origen andaluz y de intereses madrileños, Lorca fue asesinado por el bando de los Nacionales durante la Guerra Civil Española. Perteneciente a la Generación del 27, el escritor fue una gran influencia para muchos artistas, tanto que seguimos hablando de él hasta nuestros días.
¿Quién fue Emilia Llanos?
La obra de Lorca es conocida internacionalmente, no tanto así su vida más personal. Clave en sus años en España fue la figura de Emilia Llanos, una íntima amiga del poeta a la que leyó poemas y proyectos teatrales y a la que dedicó libros y fotografías. Fue tan intensa la amistad que les unía que, tras el asesinato del poeta, Emilia se involucró personalmente junto a otro amigo, Agustín Penón, en esclarecer las causas de la muerte de Federico.
Gracias a Lola Manjón, que ha publicado un libro sobre la relación entre ambos, descubrimos el lado más misterioso de esta mujer, que años después se confesó enamorada del poeta. Ambos se conocieron en 1918, cuando Lorca tenía 20 años y la relación entre ambos siguió afianzándose a pesar de las diferencias ideológicas que existían entre los dos hasta la muerte de él en 1936 cuando fue fusilado.
En 1955, en conversaciones con Penón, Emilia afirmó haber estado enamorada de Federico desde el día en que lo había conocido y que, cuando se inició su relación, ella también pensó que era de amor por parte de él, hasta aproximadamente 1920-1921 cuando al parecer se dio cuenta de que sólo podrían ser amigos. Fue tan intenso que incluso después, cuando ella ya tenía otra relación con otro hombre, en 1934 aproximadamente, que no podía dejar de estar enamorada del poeta.
La búsqueda del cadáver de Lorca
¿Y cómo se supo de esta relación entre ellos? A través de unas cartas que Emilia escribió a Penón tras la muerte de Federico. En su momento, las misivas no se llegaron a publicar ya que ella las escribió para ayudar a Agustín a escribir un libro sobre Lorca, libro que nunca vio la luz debido a la repentina muerte de su autor, que antes de fallecer, envió ese material a un amigo íntimo que se lo remitió a Ian Gibson, el escritor que publicó el ensayo 'Federico García Lorca'.
Dicha biografía se basó mucho en las cartas que la mujer escribió sobre la relación con su amigo en las que se mencionaba, entre otras cosas, su fallecimiento. Emilia consideraba que no se debían buscar los restos del poeta, pero esa no fue siempre su opinión porque al principio creía que los restos de su amigo se encontraban en Viznar y Alfacar, donde intentaron buscar e incluso hablaron de comprar un terreno para investigar.
Pero pasado un tiempo, Emilia -que antes y después de la guerra estuvo muy bien relacionada con gente poderosa e intelectuales- fue cambiando de parecer, debido a frases que dicha gente poderosa le iba diciendo y que ella reflejó en las misivas: "El que estaba ahí, no está". Lo que finalmente escuchó Emilia fue que el cuerpo de Lorca había sido desenterrado: "Por los tiempos verbales, intuyo que se refería a que había sido desenterrado en 1955 y llevado a Madrid", señala la experta.
¿Es un testimonio fiable? "Sí, tanto como los demás. Al final, ella perteneció al círculo de gente muy cercana a Federico en vida y muy poderosa en la Granada de la postguerra". Sin embargo, no se llegó a saber a quién se refería cuando decía que el cuerpo del poeta había sido desenterrado porque nunca llegó a referirse a la familia: "Ellos en las cartas hablan en clave, así que no se refiere a la familia, sino a una señora muy bien vestida que sacó los restos y se los llevó a Madrid. Todo envuelto en un misterio porque se sabían vigilados".
