De ello hablamos con Fernando de la Cueva, profesor de 2º de la ESO de Matemáticas en un instituto de Zaragoza. Lleva 31 años dando clase y el claustro de su centro ha aprobado por mayoría sustituir a partir de este curso los libros de papel por libros electrónicos y, pese a que es obligatorio, él se ha negado a hacerlo.
No se trata de postularse en contra de las nuevas tecnologías sino de hacer la siguiente reflexión: en algunos casos la tecnología retrasa el aprendizaje más que lo fomenta. "En un libro de papel se puede subrayar, anotar, acotar, modificar, resaltar con facilidad por escrito. Se pueden añadir rápidamente, sin más que usar un lápiz, las observaciones que se estimen convenientes" asegura.