Otro fin de semana más, hay que hablar de los botellones multitudinarios que se vienen dando en muchas ciudades españolas desde hace unas semanas. Sin embargo, este fenómeno no es nuevo. El botellón existe desde hace muchos años justificado por sus asistentes en la falta de alternativas económicas para salir de fiesta a altas horas de la noche.
A pesar de que las discotecas han vuelto a abrir, muchos jóvenes se quejan de las restricciones en su interior provocadas por la pandemia del coronavirus y se preguntan por qué no existen más alternativas.
Sin embargo, en los años 90 surgió una empresa que precisamente tenía entre sus objetivos acabar con el botellón y que, curiosamente, tuvo que cerrar a raíz de la ley aprobada en 2002 por la Comunidad de Madrid que prohibía este tipo de reuniones en la calle para consumir alcohol. Se llamaba Telecubata y su creador fue Javier García-Guereta.
¿Qué era Telecubata?
La empresa se encargaba de proveer alcohol a domicilio a quienes lo pidiesen, en menos de 30 minutos y fue toda una revolución en su momento: llegó a tener tres locales en la capital y 50 empleados.
¿Cómo funcionaba? En una época en la que no existían los teléfonos móviles ni las app, funcionaban a través de una centralita en la que recibían llamadas de gente que pedía alcohol a domicilio. En menos de cinco minutos, el pedido estaba en la moto del repartidor, que la llevaba a la zona en menos de 30 minutos.
Telecubata funcionaba todos los días de 20:00 horas a 03:00 horas, y los viernes, sábados y domingos, el horario se prolongaba, siendo estos días cuando se hacían el 99% de los pedidos.
Fue tal su éxito que ampliaron el negocio al sector de la alimentación. Surgió Teletodo, 35 empresas de alimentación a domicilio y 35 de compras en general, "lo que sería el Amazon de ahora". Incluso, en 1997, se lanzó Telechurro, donde proveían todo un desayuno con pan, café, chocolate, churros, bollería y periódico dominical incluido.
¿Por qué tuvo que cerrar?
Su creador explica en Por fin no es lunes que fue precisamente la ley antibotellones aprobada por la Comunidad de Madrid en 2002 la que echó el cerrojazo a su negocio. Se trata de la Ley de Drogodependencias y otros Trastornos Adictivos, que sigue vigente dos décadas después tras varias revisiones y que prohibió la venta de alcohol a domicilio a partir de las 22:00 horas.
Javier explica que "el negocio se hizo imposible" y que la ley les obligó a detener la actividad y dar quiebra por imposibilidad de ejercer el objeto social.