OPINIÓN

VÍDEO del monólogo de Carlos Alsina en Más de uno 27/09/2018

A George Clooney le presentaban en las fiestas de Nueva York como ahora presentan a Pedro Sánchez: míster handsome, el señor guapo. Y no parece que a ninguno de los dos le incomodara.

Carlos Alsina | @carlos__alsina

Madrid | 27.09.2018 08:19

Como sabe George Clooney, que para eso hizo 'La Tormenta Perfecta', si consigues sobrevivir a las olas gigantes, al viento huracanado y a la mar revuelta, llega después la calma y es posible que consigas llegar a puerto.

Tal como ha ido la semana, con la cintateca de Villarejo sobrevolando Madrid y cayéndole encima a una ministra, es arriesgado hacer pronósticos, pero hay signos de que el cielo, encapotado y tormentoso estos últimos días, se va abriendo para el gobierno.

Hay signos de que Sánchez puede sobrevivir a esto. Puede sobrevivir también a esto.

La ola que podría tragarse a este gobierno —salvo que Magnetófono Man Villarejo guarde munición de mayor calibre— no es la cintateca sino el naufragio de los Presupuestos. Handsome Sánchez se autoimpuso la tarea a sí mismo: o Presupuestos propios o adelanto electoral, éste fue su compromiso implícito hace cuatro semanas. Es verdad que tratándose de Sánchez los compromisos son tan volubles como los comunicados del ministerio de Justicia, pero esta idea de que o le aprueban los Presupuestos o hay elecciones la tienen clara los partidos que le auparon, vía moción de censura, a la Moncloa.

¿Habrá entonces Presupuestos Sánchez?

Signos hay de que los socios de la censura están mansos.

Podemos rentabiliza en público su pliego de exigencias pero evita hacer casus belli de ninguna de ellas. No incluye ni renta universal ni banco público ni autodeterminación en la lista de la compra.

• El gobierno catalán, de PDeCAT y Esquerra, predica a voces que o sacan a los presos o no hay tutía pero acaban de firmarle a Sánchez el conforme al acuerdo de los mil quinientos millones de euros.

• El PNV es de hablar poco y negociar lo que haga falta. El cupo se lo dejó arreglado Rajoy y con las inversiones para el 19 no habrá problemas.

• Y Magdalena Valerio, ministra de Empleo, puede celebrar hoy el acuerdo que pacifica el Pacto de Toledo: todos los grupos aprueban la actualización de las pensiones conforme a una cosa que han llamado el IPC real, que permite decir que vuelven como referencia fundamental los precios…pero dejando la puerta abierta a que entren en el cálculo otros factores. Consuma el Pacto de Toledo la gran rectificación que se hizo a sí mismo Rajoy cuando aún creía que iba a gobernar otros dos años. Porque fue el gobierno Rajoy quien cambió el IPC por el factor aquel de sostenibilidad (Bruselas, y Merkel, se lo aplaudieron) y fue ese mismo gobierno el que en primavera tragó con la exigencia del PNV y vinculó la subida de este año al IPC. Habiéndose rectificado ya a sí mismo, no parece que al PP esto de ahora le duela.

¿Consigue entonces Sánchez cuadrar el círculo y asegurarse los votos necesarios para sacar adelante los Presupuestos?

No todavía. Pero hay signos de que tiene el asunto encarrilado. Razón de más para que sobreactúe en su arrebato contra la Mesa del Congreso por haber abortado la maniobra para tumbar aceleradamente el último muro: el pañuelo verde que tiene el PP en el Senado y que le permite devolver a los corrales eso que se llama la senda de estabilidad. A Sánchez le están dando el discurso hecho: yo habría querido más gasto público, pero no me queda otra que tragar la senda de déficit que dejó Rajoy y amoldar mis Presupuestos para que encajen. Los socios lo entienden, moderan sus exigencias, y le aprueban a Sánchez unos Presupuestos menos novedosos de lo que él querría pero suficientes para salvar la cara y atizar a las derechas. Y si todo eso pasa, mister Handsome, a pesar de las olas, llega a puerto.

¿Cómo de gigantes pueden llega a ser las olas que aún se encuentre Sánchez? ¿Cuántas minas antipersonas (antipersonas influyentes) quedan por explotar en la cintateca del comisario Villarejo? ¿Y a quiénes pondría en riesgo?

El gobierno se ha jugado la batalla del relato a una palabra: chantaje. Es el comisario al que tacha de corrupto y delincuente quien busca forzar su exculpación detonando bombas que hacen tambalearse a las instituciones y es el Estado el que, sabiendo de su empeño en someterlo, se defiende neutralizando la onda expansiva. Éste es el marco mental que ha escogido el gobierno. Le funcionó con las grabaciones a Corinna y le sirvió para cerrar el camino, en el Congreso, a la comisión de investigación sobre el rey de antes que reclamaban Podemos y los independentistas (asunto amortizado y del que ya nadie se acuerda). Ahora confía Sánchez en que este mismo planteamiento, el chantaje al Estado, le permita apuntalar a la ministra de Justicia hasta que la tormenta, si es que sólo es pasajera, escampe. Hoy, de momento, nuevo pasaje de la comida interminable de 2009. Cuando Magneto Villarejo les cuenta a los comensales cómo usó prostitutas para sacar información a empresarios y políticos.

Alardeando de montar una red de prostitutas para el espionaje en presencia de un juez y una fiscal de la Audiencia Nacional. Queda claro que el comisario le tenía mucha confianza a los presentes.

El presidente Sánchez no se da por enterado de lo que en esa grabación se le escucha decir a su ministra. Los comentarios privados que cuestionan la sinceridad de su respeto a la diversidad sexual y la igualdad de hombres y mujeres. Sobre nada de todo eso hablará el presidente porque es todo eso lo que más le está incomodando. Tampoco sobre la cordial relación que se desprende de esa grabación entre su ministra y el comisario al que él trata abiertamente de corrupto. El argumentario oficial dice que ese Villarejo de 2009 no es el Villarejo del que luego hemos ido sabiendo. Que aquél era un policía ejemplar, condecorado por el gobierno Zapatero, y éste de ahora un mafioso que chantajea a todo el que puede. Ésta es la parte más débil del relato que ha construido el gobierno. Villarejo siempre fue Villarejo, el underground, como dice él mismo, que de ganaba el respeto, o lo que fuera, de sus superiores y disfrutaba de la vista gorda para poderse dedicar a la vez a sus trabajos extrapoliciales. En su empeño por levantar el muro de protección para su gobierno de ahora, Sánchez dejó con las vergüenzas al aire a los gobiernos que le precedieron. Por haber dado alas, y medallas, al comisario-recorder.

Fue con los gobiernos anteriores, época de Rubalcaba, época Fernández Díaz, cuando el grabador mayor del reino vivió su época dorada: a ratos policía y a ratos pocero.

Qué habrá pensado, por ejemplo, Jorge Fernández Díaz al escuchar a Rafa Hernando afearle a la ministra Delgado su relación con las cloacas.

'Rehén de sus relaciones con las cloacas'. Si el ex portavoz del grupo parlamentario popular considera a Villarejo 'las cloacas', que se pregunte dónde estaba su gobierno mientras crecía el caudal, colector abajo, de las aguas fecales.