La dirección de la cadena gubernamental catalana TV3 ha dejado de emitir la propaganda del referéndum suspendido por el Constitucional. El señor Sanchís, que es el delegado del govern en la radio y la televisión pública —el encargado— recibió la notificación del Constiticional el martes y no ha aguantado ni 24 horas el pulso. Por supuesto, ha encontrado una coartada para fingirse aún rebelde: no es que tema al Constitucional, se hace saber, es que la campaña estaba contratada sólo hasta ayer. Vaya por dios. Salvado por la campana.
La empresa privada CDMon, beneficiada por la Generalitat con la contratación de la página web del referéndum, le dio portazo a su propia página en cuanto se personaron ayer en su sede los guardias con una orden judicial en la mano. Anulado el dominio y enterrada la web. No vaya a parecer que la empresa pretende desobedecer al juzgado.
Los alcaldes catalanes de Convergencia y Esquerra agrupados en la Asociación de Municipios por la Independencia acudirán a declarar ante la fiscalía uno detrás de otro y sin oponer resistencia. Lejos de arriesgarse a ser detenidos por los Mossos d'Esquadra, cumplirán con la citación e irán a contarle al fiscal de turno la milonga de que ellos están cumpliendo con el mandato popular, la ley autonómica, el derecho internacional y el catecismo de Julián Assange, por ese orden. A cambio el fiscal les informará amablemente de que les puede caer multa por desobediencia, inhabilitación por prevaricación y cárcel por malversación de dinero público. También por ese orden.
Uno de los alcaldes citados ya no tendrá que ir porque ha renunciado a ser alcalde. Se llama Francisco García, es de Esquerra, y hasta ayer gobernaba el municipio de Ponts. Ha cogido la puerta antes de firmar documento alguno sobre el referéndum. Aunque al igual que el jefe de TV3 tiene coartada: una oferta laboral buenísima que había recibido hace algunas semanas. La oferta que no pudo rechazar. Otro que se tapa.
Es más fácil gritar ¡desobediencia! que asumir tú, a pecho descubierto, que estás desobedeciendo. Desobediencia, sí, pero que firme otro. Yo me cuido, señoría, mi pellejo.
Cerrada la web que publicitaba el referéndum, Puigdemont dio un golpe de efecto anuciando en twitter que tiene más. Y todas iguales. Alojadas en servidores de países lejanos. Como hacía Kim Dot Com con Megaupload. Hasta que el FBI lo detuvo en Auckland.
El astuto Puig Dot Com lo tenía todo pensado, cuánta audacia. Un president publicitando los clones de su página clausurada. ¿Es esto desobeceder al Tribunal Constitucional? Pues oiga, si no lo es se le parece mucho. No sólo desobedece, se exhibe desobedeciendo. Si algún día llega el juicio esto serán los hechos probados. A sabiendas de que su referéndum estaba suspendido, y apercibido por el Constitucional, Puig Dot Com se hizo un selfie soplando un matasuegras. No hay más preguntas, señoría. El pellejo del president se lo está ofreciendo en bandeja él mismo.
Los alcaldes de la CUP, que son pocos pero más comprometidos que los de Esquerra y Convergencia, desafían ya a los Mossos para que vayan a detenerlos. Los de la CUP no atenderán la citación de la fiscalía. Si no atienden al Constitucional ya me dirá usted por qué van a atender al fiscal general, al del Tribunal Superior o al de la provincia. ¡Que vengan, que vengan a detenernos! En un alarde de humor negro ha salido un señor de la CUP, vestido de negro, a explicar que el estatuto de la fiscalía no le permite andar deteniendo alcaldes. Obsérvese la ironía. ¿No es acaso enternecedor? ¡La CUP invocando la legalidad! Y sin que le entre la risa.
En abierta competencia con Rufián, el diputado que logra cada semana convertir en chirigota su única razón de existir, que es el proceso. Todo le sirve a Rufián para hacer méritos como contador de chistes. No tiene madera de político, sino de cómico. No le cites a Gramsci, Monedero, cítale a los guionistas de Buenafuente, o del Intermedio, a los que plagia sin disimulo. Rufián aspira a hacer reír, señora vicepresidenta. Al aplauso de sus followers, no a la independencia.
Después de todo, él no ha firmado un solo papel que le comprometa. Tener plaza en Madrid preserva de andar asumiendo riesgos. Si tu misión más osada es afanar una impresora del despacho y llevártela en bandolera hasta el escaño, a ver, el tipo más arrojado del mundo tampoco eres, Gabriel. Desahogado, sí. Arrojado, no parece.
Y puestos a hacer bromas, Ada Colau. A dos semanas del primero de octubre la alcaldesa aún no sabe nada. De nada. Ayer, en RAC1 con Jordi Basté. Que le hizo dos preguntas de las claritas claritas.
Primero, que si irá a votar.
La disposición a participar, aunque no es el referéndum que ella querría, etc y bla bla bla.
Segundo, que qué votará. Sí o no.
Pues que ya verá, porque lo tiene que consultar. Porque es un espacio político y bla bla bla y etcétera.
Oiga, que esto es muy fácil. ¿Va a usted a votar? Pues dígalo, ¿Votará que sí? Pues dígalo también. Tanto compromiso, tanto activismo y tanta frase larga.
La broma infinita. Infinita y muy pesada.