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Monólogo de Alsina: "Antes se va Cristiano del Madrid que Rajoy de Moncloa por su propio pie"

Antes se va Cristiano del Real Madrid que Mariano Rajoy de la Moncloa.

Carlos Alsina | @carlos__alsina

Madrid | 28.05.2018 08:16

El portugués amaga con hacer el petate mientras el pontevedrés da prueba de lo poco interesado que está en hacer mudanza.

Tres días después de la moción de censura que presentó Sánchez, sólo Podemos ha garantizado su apoyo. Así, desde luego, no llegas a presidente. Sánchez necesita que 176 diputados le den el sí quiero (que tú nos gobiernes, Pedro). Por ahora tiene 156. Le faltan veinte. Y conseguir esos veinte lo tiene como poco complicado.

El aspirante socialista necesita que alguno de los tres partidos que han dado oxígeno a Rajoy, hace sólo seis días, aprobándole los Presupuestos del Estado —el PNV, Ciudadanos o Coalición Canaria— cambien de bando y le den oxígeno, ahora, al PSOE. Es decir, lo que hasta ahora sólo ha hecho el diputado Pedro Quevedo, ese acróbata nacionalista de Nueva Canarias que se presenta a las elecciones en alianza con el PSOE pero luego apuntala al PP a cambio de inversiones con las que poder colgarse él la medalla en casa. Si Quevedo apoya a Rajoy, es por el interés de las islas. Si Quevedo apoya a Sánchez, es porque tiene un compromiso ideológico. Este hombre no es que cambie de chaqueta, es que le da la vuelta a la que tiene y siempre sale en la foto.

Necesita 176. Tiene 156. Le faltan veinte.

El bloque de los innombrables —-PDeCAT, Esquerra, Bildu—, los diputados cuyo apoyo el PSOE nunca se sentará a negociar pero que en la cuenta final también valen, suman 19. El viernes estaban los muy espídicos con la idea de deshacerse de Rajoy, pero luego han empezado a poner condiciones. La del PDeCAT y su nuevo líder de facto, QuimDeMont Torra, es que salgan de prisión preventiva sus militantes.

Incluso con estos 19 innombrables, a Pedro le sigue faltando un diputado. Y tiene que sacarlo de los partidos que apoyaron los Presupuestos.

Ciudadanos ha dicho que a Sánchez no le van a hacer presidente. Eso valía en 2016, pero no en 2018. Cuando a lo que aspira Rivera es a ganar las elecciones.

Coalición Canaria ha dicho que ellos tampoco. O ella tampoco, Ana Oramas. No quiere verse en la misma operación con Bildu y con Podemos.

• Y el PNV, sin terminar de mojarse todavía (está en su ADN, o en su RH), mucho entusiasmo por encumbrar a Pedro seis días después de haber apuntalado a Mariano tampoco manifiesta.

El PNV es, hoy, la duda. Sabiendo de la habilidad de este partido para cambiar de alianzas y para prometer que nunca hará lo que luego sí acaba haciendo. Es el mismo PNV que hace cinco días se llenaba la boca con la estabilidad institucional y lo inconveniente que sería anticipar las elecciones.

La obsesión del PNV es Rivera. Su único cálculo será qué escenario es el peor para Rivera y el mejor, claro, para sí, mismo. Si dos años más de Rajoy —con quien pactó una legislatura entera— o dos años de Pedro Sánchez —con quien no tiene pactado nada—.

¿Prospera entonces la moción? Pues no, a día de hoy no prospera.

Sánchez disfrutará de sus días de notoriedad (que no es poco para como tenía las encuestas), Ciudadanos sufrirá en su doble discurso de Sánchez no y Rajoy tampoco (después de haberles echado un cable a ambos, consecutivamente, en 2016), Podemos celebrará que lo del chalet de Pablo e Irene escampe y Rajoy confiará en Urkullu para que le salve.

Esto es lo que Rajoy siempre tiene en la cabeza: que hay momentos en que parece que es imposible salir vivo de un terremoto, pero luego el terremoto pasa, los medios nos ponemos a hablar de otras cosas, la oposición encuentra también otros temas y, con Gürtel o sin Gürtel, la vida sigue. Y Rajoy también.

Porque habiendo él obligado a dimitir a tanta gente, no se ha planteado nunca, ni se lo va a plantear, dimitir él.

Entretanto, la España empantanada seguirá otro mes en campaña.

La campaña electoral para la próxima encuesta de intención de voto. La campaña electoral para la moción de censura.

En una pirueta argumental de las de trapecista consagrado, Rajoy pasa de considerar a Sánchez un hombre de Estado leal y del que uno puede fiarse —-qué diferencia con Rivera, decía entusiasmado el marianismo, cómo ha madurado Pedro, es hombre de palabra— a tacharle de frívolo, egocéntrico e irresponsable. Vuelve el argumentario de 2016: Rajoy es la estabilidad y el bienestar del país. Sánchez, un traidor que amenaza la prosperidad de los españoles.

Cospedal recogió el guante de Rajoy y le metió carbón a la caldera del mitineo anti Sánchez.

De hombre de estado a enemigo público número uno.

El dirigente del que te has cansado de elogiar su compromiso con el 155 pasa a ser, en veinticuatro horas, el durmiente de Puigdemont enemigo de los españoles.

Es la guerra. Rajoy y Sanchez peleando por el sillón y revitalizando, o a eso aspiran, la competición del bipartidismo tradicional, el de antes.

Vuelve la hipérbole, la exageración, los argumentarios de todo a un euro, el simplismo y las simplezas.

Ha sacudido tanto el panorama político la sentencia de la Gürtel que cualquiera diría que la sentencia fue una sorpresa.

Y, oiga, no lo fue.

Fue todo menos una sorpresa.

Sobre todo porque esto que ahora dice el tribunal —que el PP se benefició de dinero ilícito para su campaña municipal de 2003 en dos ayuntamientos— ya lo daba por hecho la oposición sin necesidad de que lo dijera tribunal alguno.

Cuántas veces no hemos escuchado a los socialistas decir que el PP ha ido dopado a las elecciones porque tenían una caja B. Pedro Sánchez lo repitió el viernes.

Llevan años diciendo lo de que han ido a todas las elecciones dopados, sale una sentencia que habla de unas elecciones concretas y en dos pueblos de Madrid, y actúan como si acabara de abrirse el suelo en Génova. 13.

Cuántas veces no hemos escuchado a los dirigentes de Podemos referirse al PP como la mafia y tacharlos de banda de delincuentes. Cuántas veces no ha dicho Rivera que Rajoy encubre a los corruptos sin que eso le haya impedido investirle presidente.

Ahora hay una sentencia que dice la mitad de la mitad de lo que ellos vienen afirmando y la acogen como si fuera una novedad histórica. Un antes y un después.

Se agradece este valor fundamental que le dan a las sentencias judiciales. Y aun se agradecería más que se lo dieran cuando aún no se han emitido absteniéndose de actuar como si ya existieran. Si para ti lo que dice la sentencia ya era un hecho probado desde hace años, ¿por qué has esperado tanto para intentar cambiar el gobierno?

La España empantanada.

Ni el gobierno tiene fuerza parlamentaria para hacer nada distinto a amarrar los Presupuestos concediendo a cinco partidos lo que piden y desdiciéndose de lo que él mismo dijo, ni la oposición tiene músculo suficiente para sacar adelante propuestas alternativas a las del gobierno en minoría.

Lo único relevante de esta legislatura ha sido el 155. Y los tres partidos que lo aplicaron están decididos a maltratarse ahora diariamente.