OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Para Pablo Casado coronar el miércoles a Juanma Moreno es asegurarse cuatro meses de paz interna"

Mañana comienza el debate de investidura en el Parlamento andaluz.

@carlos__alsina

Madrid | 14.01.2019 08:23 (Publicado 14.01.2019 08:22)

Tras ofrecer la última hora sobre la búsqueda del niño de dos años que cayó en un pozo de en Totalán (Málaga) y hablar con el Ingeniero de minas y bombero, Antonio Ros Esteban, sobre la complejidad del rescate, Carlos Alsina analiza la crónica política de esta semana.

A Casado se le ve más eufórico que a Rivera por este cambio. Puede deberse a que hace dos meses el líder del PP se veía en riesgo de estrellarse a las primeras de cambio, puede deberse a que Rivera ha pagado el peaje de aceptar en el trío a Vox, con el marrón que eso supone para su discurso anti nacionalista, pero lo cierto es que en Casado hay alborozo y en Rivera apenas satisfacción contenida.

Para el líder del PP, coronar el miércoles a Moreno no es sólo salvar con nota la primera meta volante, es cimentar su liderazgo y asegurarse cuatro meses de paz interna. Paz o silencio, que en un partido político acaba siendo lo mismo. Nadie va a salir ahora a discutirle a Casado sus decisiones aunque siga habiendo gente que se las discuta. Este fin de semana ungió a sus elegidos para las municipales y autonómicas de mayo. A dedo, sí, todos a dedo. Conforme a los estatutos y conforme a la voluntad del nuevo líder, por mucho que él se reivindicara como el hombre de la militancia frente al aparato (esas cosas que se dicen cuando el aparato lo controlan otros).

Para la batalla de Madrid —que es la más vistosa de mayo— ha escogido Casado a dos debutantes. No en política, ni en un cargo público, pero sí al frente de una candidatura. El aspirante Martínez Almeida iba de número tres en la lista de 2015 y se quedó de encargado de controlar a Carmena cuando Esperanza Aguirre se terminó de ir de la política. La aspirante Díaz Ayuso era la número 23 en la lista de Cristina Cifuentes. Del 23 al 1, meteórico ascenso en sólo cuatro años. O en sólo cuatro días, porque allá por Navidad Díaz Ayuso aún no había sonado en quiniela alguna. Es viceconsejera del gobierno autonómico, portavoz del Partido Popular madrileño y, a pesar de ello, una desconocida. Hasta que, al rebufo del éxito de Vox en Andalucía empezaron a tener predicamento en el PP los llamados desacomplejados, cargos públicos que arremeten contra lo que ellos llaman la dictadura de lo políticamente correcto, el discurso mayoritario sobre el feminismo y la demagogia izquierdista. Digamos que son el perfil opuesto al de un Moreno Bonilla, sorayista y superviviente de la hecatombre del marianismo, y encarnan lo que Casado llama, empezando por él mismo, volver a las esencias.