Monólogo de Alsina: "Sánchez saca pecho por haber renovado el CGPJ como siempre: intercambiando cromos con el otro gran partido"
Algunas de las mayores celebridades del mundo se han unido esta mañana, en una comunión sin precedentes, para hacer saber al mundo que a pesar de la fortaleza que todos han demostrado siempre, a pesar de su fuerza de voluntad, a pesar de sus superpoderes, hoy tienen el corazón roto; hoy sienten la orfandad; hoy lloran la muerte de su padre.
Peter Parker, Bruce Banner, Tony Stark, Reed Richards, Susan Storm, James Logan unen sus manos hoy para rendir tributo al creador de todos ellos. El hombre que se inbventó a Spiderman, al increible Hulk, a Iron Man, a la Mujer Invisible, a los Cuatro Fantásticos, a Lobezno, a tantos otros porque la prole es larga.
Stan Lee. El inventor de historias, y de superhéroes, para los tebeos primero, para la televisión después, para el cine todos los años. Porque no hay año que no lance algún producto la gran factoría que él convirtió en lo que hoy es: la Marvel.
“No se crea que he hecho sólo cómics. En el instituto me ganaba la vida escribiendo obituarios de personas que estaban vivas. Cuando una celebridad muere, quince minutos después los periódicos tienen tres páginas sobre ella. ¿Cómo lo escriben tan rápido? Porque está hecho de antes. Y así es como sabes que eres famoso. Yo adoro saber que en algún archivo ya está escrito mi obituario. Eso es que triunfé”.
Stan Lee. 1922-2018. Noventa y cinco años extraordinariamente bien aprovechados.
Hace veinticuatro horas les dije que los señores de Sánchez Casado tenían el placer de anunciar el nacimiento de su primer hijo, el presidente del Tribunal Supremo.
Pero se me pasó añadir que, en realidad, lo que van a dar a luz es una familia numerosa. El primogénito más otros veinte hijos. Los veinte hijos del matrimonio Sánchez Casado. En cuya fecundación ha participado el compañero de trabajo de uno de los padres, el otro Pablo, Iglesias. Así son las familias modernas. Dos padres y medio han tenido veinte hijos vocales y un presidente de Supremo.
Se pasó ayer tarde el tercer padre por la casa de Pedro, que es la Moncloa, para que éste le pusiera al día de cómo iba el alumbramiento. Pablo ya sabía que el nombre de la criatura principal lo tenía pactado Pedro con el otro Pablo. Marchena, el nuevo presidente del Supremo se va a llamar Marchena. E Iglesias lo sabía porque fue el palacio de la Moncloa (lo contamos ayer aquí en directo) quien anunció a los medios a las nueve de la mañana que éste era el juez escogido. Propuesto por el PP y aceptado por el PSOE a cambio de un sillón más para los vocales de izquierdas. Entró en estos detalles la información de la Moncloa. El gobierno. ¡El gobierno prendiendo la fumata blanca en la chimenea del despacho de presidente, para qué andarse con rodeos! Y la portavoz del PSOE rematando la faena.
Si total, todo el mundo sabe que esto es un pasteleo que cocinan a pachas el PP y el PSOE. Se reparten los sillones y luego cada uno de ellos, si quiere quedar bien con sus socios, les ofrece alguno. A Podemos lo que le ha ofrecido Sánchez es sentar en un sillón a alguna juez, o jurista, que le guste mucho a Pablo Iglesias. Y en eso están.
Hombre, es verdad que no ayuda a la pretendida despolitización de la justicia, comprobar que, en cuanto pueden, los partidos meten ahí a personas de cuya afinidad no es que no quepa dudar, es que es tan manifiesta que hasta se han presentado a las elecciones bajo esas siglas. No ayuda comprobar que el PSOE coloca como jurista de prestigio a Bernardo Fernández Pérez, que seguro que es un señor preparadísimo pero que fue vicepresidente del gobierno socialista asturiano. O que el PP meta en la lista a José Miguel Castillo, que seguro que es un excelente abogado pero fue diputado de este partido. O que Podemos quiera sentar en el Consejo a Victoria Rosell, que como juez tiene todo el derecho a aspirar al puesto pero se presentó a las elecciones en una lista de Podemos.
Es cierto, una vez elegidos serán todo lo independientes que quieran ser de aquellos que los han propuesto. No deben disciplina ni obediencia. Pero tampoco ayuda a esa imagen de autonomía de criterio que hoy ya sepamos a quién van a proponer estos vocales como presidente y a quién van a elegir. El señor Marchena. Si el PSOE, el PP y Podemos pretendían darle el guión hecho a Ciudadanos, esta vez lo han conseguido. Justo en aquel asunto en que Rivera se desmarca del resto reclamando un cambio de modelo, van los otros tres partidos y le regalan este ejemplo perfecto no ya de selección partidista (que no política) de los vocales del Consejo, sino de burla absoluta a las formas y los procedimientos.
Cómo no recordar ahora el compromiso aquel que alcanzaron Rivera y Sánchez cuando eran pili y mili, los dos jóvenes socios que iban a regenerar la vida pública haciendo presidente a Sánchez con los votos de Ciudadanos. Aquel día que Sánchez subió a la tribuna a prometer, por convicción, una auténtica revolución en la forma de elegir a los vocales del consejo.
Ése fue el compromiso y el convencimiento. Dos años después, se le pasó el convencimiento al presidente. Hoy saca pecho por haber renovado el Consejo del Poder Judicial como se hizo siempre: intercambiando cromos con el otro gran partido y acordando el nombre del presidente del Supremo. Lo sé, lo sé. Antes de que me lo diga Camen Calvo lo digo yo: aquel Sánchez era el aspirante a gobernar apoyado por la derecha (ah no, que Ciudadanos entonces era fuerza del cambio, ni crispante ni pendenciera ni nada de todo lo que es ahora) y que el Sánchez de ahora es el que ya es presidente. Y por eso se desdice cada día de todo aquello que en otro tiempo predicaba.
La proclamación de Manuel Marchena fue anunciada por el gobierno antes de que el Congreso conociera la lista de los juristas propuestos para vocales del Consejo. Para qué andar con formalidades. Que se note quien manda.