OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Con Feijóo y sin Feijóo"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre los pactos del PP con Vox, partido socio de investidura necesario en Andalucía, Madrid y Murcia y ahora cogobernante en Castilla y León.

Carlos Alsina

Madrid | 18.04.2022 08:32

Día de regreso al tajo para la mayoría del país, qué le vamos a hacer; día de prórroga semanosantera para los residentes en la Comunidad Valenciana, Baleares, Cataluña, el País Vasco y Navarra, lunes de Pascua festivo. Y sin colegio, hoy, en casi todas las regiones. ¡Quién fuera escolar para disfrutarlo!

Semana de jubilación de las mascarillas

Iniciamos la semana en que terminará la obligación de llevar mascarilla en los espacios cerrados. Desde el miércoles. Se acabó una de las obligaciones que se nos vino encima con la pandemia y que nos ha acompañado todo este tiempo.

En la calle nos obligaron a llevarla durante un tiempo, luego nos levantaron la obligación, luego nos la volvieron a poner más tarde. En los recintos cerrados siempre hubo que llevarla. Era el instrumento más eficaz que teníamos para frenar los contagios y doblegar las curvas. Cuando aún nos persuadían los gobernantes de que alcanzaríamos la normalidad sólo si rebajámos la incidencia a los veinticinco casos por cien mil, qué tiempos.

Esto de jubilar la mascarilla será lo más parecido a una declaración oficial de fin de etapa

Hoy, con la incidencia medida ya sólo en los mayores de sesenta años, y por encima de los cuatrocientos casos, los gobernantes han decidido que es hora de dar por terminada la pandemia.

No habrá proclamación oficial de la victoria sobre el virus, que en eso Sánchez ya escarmentó hace tiempo, pero esto de jubilar la mascarilla será lo más parecido a una declaración oficial de fin de etapa.

Aunque la curva haya repuntado estos días y aunque aún no tegamos datos de cómo ha ido la semana santa. Da igual porque la decisión está tomada. Sólo sobrevivirá la mascarilla en el transporte público y en los hospitales.

¿Y en el trabajo, ministra? Qué se hace en cada centro de trabajo lo decidirá la dirección de cada empresa. Y a ver cómo explicamos que en unos sitios sí y en otros sitios, ya no.

Segunda vuelta de las elecciones francesas

Más cosas que pasarán esta semana.

El domingo sabremos si Macron sigue siendo presidente de Francia o, contra pronóstico, es la señora Le Pen quien se traslada a vivir al Palacio del Elíseo. Segunda vuelta en Francia. Con las encuestas afirmando que la victoria será, sin género de duda, para Macron. 55-45, voto arriba, voto abajo.

Por si acaso anda de campaña el presidente persuadiendo a los votantes del Podemos francés de que no se dejen seducir por el discurso antisistema. Y que no se queden el domingo en casa.

Le Pen ha mejorado en diez puntos

No hay sondeo que dé opciones a la líder de la extrema derecha. Aunque su avance respecto de 2017 es notable: entonces fue un 65-35. Ella ha mejorado en diez puntos. Los mismos en que Macron ha empeorado.

El 45% de los franceses quieren tenerla ahora de presidenta. Desafiando los famosos cordones sanitarios. Cómo levantas un cordón sanitario a medio país

Para haber coincidido la campaña electoral con la guerra de Ucrania, con el fantasma del racionamiento energético que sobrevuela Europa, y conocida la espléndida relación de Le Pen con Putin, no le ha debido de restar ni un voto. El 45% de los franceses quieren tenerla ahora de presidenta. Desafiando los famosos cordones sanitarios. Cómo levantas un cordón sanitario a medio país.

Cuenta atrás para la convocatoria de las elecciones andaluzas

En España, cuenta atrás para la convocatoria de las elecciones autonómicas andaluzas. Ya nadie duda de que serán en junio. Para que fueran el domingo, 12, Juanma Moreno tendría que convocarlas ya. A ver si va a ser el lunes de Pascua, o sea, hoy. Pues no parece. Entonces disuelve la semana que viene y elecciones el 19 de junio. Pues podría ser. Pero vamos, que haberlas las habrá.

Final de primavera electoral y primera meta volante para el líder debutante, Feijóo. Que está teniendo un aterrizaje suave, acompañado por el viento de cola de las encuestas.Le sonríen los sondeos. No tanto como para proclamarle vencedor de unas generales, pero anda ahí ahí. En un tú a tú con Sánchez.

Feijóo está teniendo un aterrizaje suave, acompañado por el viento de cola de las encuestas. Le sonríen los sondeos

Sin que la megacrisis que sacudió al PP en el mes de marzo haya herido de gravedad las expectativas electorales. Y sin que el episodio éste de los comisionistas jeta que le sacaron lo que quisieron al ayuntamiento de Madrid -venga millones pa la saca- le pase factura en votos, al menos hasta ahora.

Almeida se entregó al victimismo político

El alcalde Almeida se entregó ayer, por cierto, a la tentación del victimismo político y cargó contra el PSOE por estar apretando en el juzgado con este asunto.

Si aquí de lo que se trata es de acabar con quienes estafaron a los madrileños, presuntamente, inventándose el precio de un producto para forrarse con una venta. Todo lo demás es tinta de calamar. ‘Ganar en el juzgado lo que no gana en las urnas’ es la frase comodín cada vez que un partido se persona en una causa.

Feijóo hace camino con los sondeos a favor y aplicándose una orden de alejamiento de Mañueco y su gobierno de coalición con Vox

Feijóo, decía, hace camino con los sondeos a favor y aplicándose no un cordón sanitario pero sí una orden de alejamiento de Mañueco y su gobierno de coalición con Vox. Mañana tomará posesión el presidente de Castilla y León y en consecuencia, lo hará también su vicepresidente.

Que no salga en la foto no significa que no forme parte de la familia del novio

El primer gobernante autonómico del partido de Abascal. Y ambos lo harán con Feijóo a doscientos kilómetros. Se ha puesto en la agenda un cita inaplazable con los líderes sindicales para evitarse estar en la ceremonia nupcial. Que no vaya a salir en la foto no significa que no forme parte de la familia del novio. No sólo forma parte. Es que él es el cabeza de familia.

A Sánchez lo peor que le puede pasar con esta boda es que un gobierno de coalición del PP con Vox no genere grandes cataclismos. Con eso sueñan algunos en el PP: que eche a andar el gobierno a pachas sin que la xenofobia, el nacionalismo español o el antieuropeísmo se apoderen del día a día de Castilla y de León.

A Sánchez lo peor que le puede pasar con esta boda es que un gobierno de coalición del PP con Vox no genere grandes cataclismos

Quedarían vacunados -eso calculan- para poder pactar ya en cualquier sitio sin que el electorado más templado salga huyendo. Habría que verlo. Se evaporarían, dicen, los últimos efectos de la famosa alerta antifascista que declaró Podemos hace cuatro años precisamente en Andalucía.

Quién se acuerda ya del trifachito

Parece que hayan pasado cuatro siglos, pero fue hace sólo cuatro años cuando Moreno Bonilla, habiendo perdido las elecciones, alcanzó la investidura pactando con Ciudadanos y con Vox. Y es verdad que aquel pacto a tres fue presentado por el PSOE y Podemos como la prueba de que el fascismo se había hecho con el control de la Junta y con Moreno como simple testaferro.

El peón de la extrema derecha. Quién se acuerda ya de aquello del trifachito. Daba igual que Vox no formara parte del gobierno, era todo lo mismo y Andalucía iba de cabeza a una regresión histórica.

El primer gobernante que alcanzó el poder apoyándose en Vox hoy es visto como antídoto a Vox. Hasta Sánchez ve a Juanma Moreno como un moderado

Hoy, Juanma Moreno aparece como ganador en todas las encuestas, los sondeos le retratan como un buen gestor y él cultiva su imagen de opuesto a Vox, incluso alérgico a Vox. Un líder moderado. Paradojas de la historia, eh. El primer gobernante que alcanzó el poder apoyándose en Vox, el trifachito, hoy es visto como antídoto a Vox. Hasta Pedro Sánchez ve a Juanma Moreno como un moderado. Opinión que, por cierto, no es recíproca.

No le faltaba razón a Rufián cuando preguntó a los diputados de izquierdas, hace unas semanas en el Congreso, si aparte de la alerta antifascistatenían algo más con lo que frenar a Vox.

Que viene, que viene. Hace ya cuatro años que llegó. Primero como socio de investidura necesario en Andalucía, en Madrid, en Murcia, ahora como cogobernante en Castilla y León. Sin Feijóo y con Feijóo.