Jamás quiso dedicarse a esto de ser actriz. Adriana Ozores quería ser pintora. Pero la vida le llevó a seguir los pasos de su padre, el actor José Luis Ozores. Ahora, después de una exitosa trayectoria, asegura que "esta profesión ha sido tan cariñosa conmigo, he tenido tanta suerte, que como para no escuchar a la vida".
'Los pequeños amores' es su última película, donde Adriana interpreta a una mujer mayor, Celia, que se ha roto una pierna en un pequeño accidente y su hija (María Vázquez) tiene que cambiar sus planes de vacaciones para ayudarla. Juntas pasan un caluroso verano compartiendo sudokus, gazpachos, discusiones y amores.
Una película que rompe tabúes sobre las personas mayores y la soledad
En este film -nominado a Mejor Película en el Festival de Málaga- la directora Celia Rico "rompe tabúes que hasta ahora hemos tenido sobre las personas mayores", como que vivir en soledad es sinónimo de tristeza. Por el contrario, Celia quiere vivir así, "es salvaje, vive la naturaleza y se sube a la escalera" aunque con ello se arriesgue a romperse la cabeza, explica Adriana en 'Más de uno'
Entre la madre e hija -ambos personajes muy bien caracterizados- se establece una relación muy poco verbal, con grandes silencios y mucha mirada. Justo lo contrario de lo que actualmente se reivindica, donde se ensalza el valor de la palabra y expresar los sentimientos.
"Celia lo que hace es romper de raíz con todos esos estereotipos de comunicación de hoy en día", cuenta la actriz.
Nuevas miradas de las mujeres cineastas más jóvenes
En los últimos años se habla de nuevas sensibilidades en la industria del cine español por las propuestas de nuevas directoras como Celia Rico, Arantxa Echevarría ('Chinas'), Carla Simón ('Alcarrás', 'Verano 1993'), Itsaso Arana ('Las chicas están bien'), Estíbaliz Urresola ('20.000 especies de abejas'), etc.
Al final, se trata de una generación "infinitamente preparada y con ganas de romper estereotipos". Todas estas mujeres, gracias al empuje feminista, aportan otras miradas, las de la gente más joven, "pero con la gente más mayor comulgamos, siempre que tengas una cabeza más acorde con la vida".
Con todo esto, Adriana apunta que cuando en una película está todo muy explícito, el espectador se aleja. Sin embargo, cuando se le abre "al mundo de lo desconocido o de lo no dicho, el espectador se acerca infinitamente más a la película y a los personajes".
